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Instituto Schiller
11 de septiembre, 2001
Conversación con LaRouche
en tiempos de crisis:

Conversación con LaRouche en tiempos de crisis:

Que prevalezca la serenidad para
parar la desestabilización


El 11 de septiembre, 2001, en el preciso momento en que los primeros cables informaban de los ataques terroristas contra el Centro Comercial Mundial de Nueva York y el Pentágono, el precandidato presidencial estadounidense Lyndon H. LaRouche era entrevistado por Jack Stockwell en su programa matutino en la radiodifusora K-TALK de Salt Lake City, Utah. La entrevista se extendió de las 7:15 a las 9:00 de la mañana, hora local.

La entrevista, que reproducimos aquí ligeramente abreviada, es de importancia particular como medida correctiva a la suma de errores que han cometido muchos de los dizque "expertos" que aparecen en los noticiarios nacionales e internacionales.

El día siguiente, en una entrevista con la radiodifusora WGIR-AM de Nueva Hampshire, LaRouche volvió a recalcar que el ataque terrorista "fue principalmente una operación especial interna, encubierta, de elementos con antecedentes en operaciones especiales militares refinadas". En contra de la opinión común y corriente de que tuvo que haber sido Osama bin Laden, LaRouche señaló el alto grado de refinamiento y coordinación que exige un ataque tan grande. "Miren", dijo, "los Estados Unidos no le podrían haber hecho esto a la Unión Soviética en el momento más álgido del conflicto de la Guerra Fría. No teníamos la capacidad para hacerle entonces a la Unión Soviética lo que nos hicieron ayer."


Que prevalezca la serenidad para
parar la desestabilización
11 de septiembre, 2001

Stockwell: Buenos días a todos. Son las 7:05 de la mañana aquí, el undécimo día de septiembre de 2001. Me llamo Jack Stockwell. Estaré aquí por dos horas esta mañana. En el programa de esta mañana, en unos 10 minutos más, estará Lyndon LaRouche, precandidato ya oficial del Partido Demócrata para las elecciones de 2004.

He tenido a representantes de LaRouche en este programa a petición del público, así como por mi propio interés, desde hace varios años.Y ocasionalmente conseguimos al propio señor LaRouche aquí mismo. Y esta mañana lo hemos podido conseguir. Lo esperamos a las 7:15.

Hay varias cosas de qué hablar con él. Hablaré con él un buen rato, y luego tendré mucho gusto en atender los telefonemas del auditorio.

Bueno, estoy aquí sentado viendo... ¿Dos aviones atacaron el Centro Comercial Mundial? Ahora mismo lo veo en la internet, en MSNBC. Hay ahí un enlace, en la primera página de MSNBC.

¡No puedo creerlo! Otro avión chocó con la torre. Bueno, no está confirmado. Nada más nos acaban de decir.

Bueno, la imagen que tengo enfrente... Puedo decirles ahora mismo cuántas bajas hay. Todos son bajas, a juzgar por la imagen que veo. Sale humo de lo alto del Centro Comercial Mundial.

¿Son ataques terroristas? Bueno, así es de creerse. Esta imagen se ve explosiva...

Quiero dar un número [de teléfono] varias veces. Porque muchos de ustedes, en el curso de mi discusión con el señor LaRouche, o al menos hacia el final del programa, querrán más información. Así que voy a darles un número: 703-297-8368. Y, si llaman, quien conteste tendrá mucho gusto en hablar con ustedes y aclarar algo de la discusión que tenemos.

También, información respecto a videos, folletos, cualquier otra cosa relativa a lo que vamos a discutir, se puede obtener llamando a ese número, 703-297-8368.

Bueno todavía estoy viendo aquí esta fotografía increíble, esta increíble imagen que tengo enfrente, del Centro Comercial Mundial en llamas, tras de que esos dos aviones se estrellaron. En cada una de las dos torres se ha estrellado un avión.

Entonces, vamos a proseguir, y voy a proseguir y a poner a mi invitado aquí conmigo. Señor LaRouche.

LaRouche: Sí.

Stockwell: Buenos días, señor.

LaRouche: Buenos días, Jack.

Stockwell: Bien, es todo un placer y un honor tenerlo de nuevo en mi programa. Esperaba llevar inicialmente la discusión, con lo que íbamos a hacer aquí, hacia el área de lo sublime.

LaRouche: Sí, está bién.

Stockwell: Pero ahora, con lo que acaba de suceder en Nueva York [...] Apenas ayer recibí, creo que fue apenas ayer, un paquete de volantes de su organización en Leesburg, que yo regularmente reparto en mi oficina, donde se advierte de ataques terroristas aquí en los Estados Unidos a corto plazo.

LaRouche: Sí.

Stockwell: Y resulta que ahora, el día que está usted en mi programa, lo que ocurre en Nueva York, en el Centro Comercial Mundial... No sé si ya vio estas imágenes o fotos en la televisión.

LaRouche: Todavía no. Estaba aquí sentado trabajando, cuando oí de eso antes de llamarte.

Stockwell: Sí. Bueno, sale humo de una de las torres. Mi esposa me llamó hace un momento. Y parece ser que se tomaron imágenes en vivo, en película, del segundo avión, el que se estrelló en la otra torre.

LaRouche: Obviamente, no es exactamente un accidente.

Stockwell: No, señor. No creo que lo sea.

LaRouche: Es decir, no es una coincidencia. Obviamente, esto es algo de probabilidad tan remota que tiene que haber intención en el hecho.

Stockwell: Bueno, una cosa es que alguien se ponga una chaqueta forrada de dinamita y se meta en una cena en el centro de Jerusalén. Y otra cosa es meterse en un avión Lear y estrellarlo en un lado de un edificio como ése.

LaRouche: Lo que se tiene que ver, y el contexto en el que ocurre, son dos cosas. Primero que nada, la primer sospecha que va a haber en torno a esto es Osama bin Laden. Ese nombre va a surgir de manera prominente ya sea como sospecha o como conjetura.

Stockwell: Ciertamente.

LaRouche: Y en segundo lugar, lo cual no está desvinculado de la cuestión de Osama bin Laden, es este festival que está planeado, en realidad un festival terrorista, en Washington.

Stockwell: A fin de mes.

LaRouche: Sí. Tenemos un proceso mundial. Mira, el sistema financiero se viene abajo. Eso siempre es algo peligroso. Porque, cuando el sistema entero sufre una sacudida del modo en que se sacude ahora, por el desplome financiero, hay acontecimientos políticos, porque elementos variados tratan de intervenir y orquestar acontecimientos mediante intervenciones espectaculares, lo cual cambia, diríamos, el foco de la atención pública de una cosa y lo pone en otra.

Entonces, esto es obviamente... Es decir, no puedo sacar conclusiones, pero las circunstancias me dicen que hay algo más bien malvado detrás de esto. Y no sé cual, pero ambos están vinculados, porque yo conozco a los hermanos Goldsmith. Por ejemplo, Jimmy Goldsmith juegó un papel decisivo en ayudar a crear [él ya falleció] a Osama bin Laden y gente de ésa. El Talibán y demás.

Y al mismo tiempo, su hermano, Teddy Goldsmith, que está bien vivito todavía, es como el padrino espiritual de este movimiento que planea inundar Washington con algunas cosas bastante sucias a fines de este mes.

Stockwell: Algo a un grado mucho mayor que lo que sucedió en Seattle.

LaRouche: Absolutamente. Esto salió de Seattle; Seattle fue básicamente una operación terrorista. Pero, como sabemos, si repasamos la historia de cómo se conducen las operaciones terroristas: se conduce una operación terrorista central y, en torno a ella, se conducen operaciones con simpatizantes que no necesariamente están vinculados a sabiendas a la operación terrorista. Pero se las despliega y coordina simultaneamente.

En Seattle, hubo la llamada protesta legítima, que en gran parte estuvo respaldada por los sindicatos. Pero al mismo escenario llegaron desde Canadá, [elementos] basados en Canadá, y la frontera entre los Estados Unidos y Canadá es una coladera, como se sabe. Y la cruzaron en manadas para hacer sus bufonadas.

Luego hubo esa operación, la conferencia de Porto Alegre, Brasil, hace poco, que presidió Teddy Goldsmith. Y eso se entrecruza con los elementos que por lo general forman el ambiente del terrorismo internacional.

Luego, desde ahí, desde Génova, se fueron a otras cosas. Pero lo importante fue lo de Porto Alegre y Génova, donde escenificaron una operación terrorista de gran escala.

Ahora bien, de lo que yo sé de los detalles de las operaciones terroristas que se preparan en Maryland y Virginia para Washington, donde las ensayan, esto se pretende que sea mucho más grande que lo de Génova.

Así que, de lo que se trata es de un ataque a la integridad de la capital de la nación, de la que es a todas luces la nación más poderosa, una potencia nuclear, de este planeta. Y eso no tiene nada de chistoso.

Stockwell: Si se puede [el FBI ahora dice que posiblemente secuestraron un avión para este ataque], si se puede hacer eso con el Centro Comercial Mundial, que se podría hacer con la Casa Blanca?

LaRouche: Absolutamente. Yo he estado muy preocupado por esto. Ya sabes, yo no soy muy simpatizante de lo que hacen algunas de estas entidades. Pero estoy muy preocupado, no sólo como precandidato presidencial, sino que estoy preocupado por la seguridad de los Estados Unidos y la paz del mundo. Y esto no es bueno para la salud de la nación o del mundo. Estas cosas no deberían pasar.

Y podríamos impedir este tipo de cosas. Pero no lo hacemos, porque, yo no sé, alguien dice: dejen que pase.

Stockwell: ¿Cómo impediría usted la actividad terrorista?

LaRouche: Bueno, el asunto es que si no... Si se hace a un lado el mito de que hay por ahí cierta cantidad de sujetos desconocidos, salidos de la oscuridad, y que nadie sabe de dónde vienen, entonces uno diría, ¿cómo detenemos las operaciones terroristas?

Si sabemos cómo está organizado de verdad el mundo, sabemos que no se puede organizar la preparación sostenida de operaciones terroristas en cualquier país sin el respaldo de un gobierno poderoso, o gobiernos.

Así que, si sabes cuál es la operación... Y yo diría, ya sabes, yo he estado advirtiendo contra esta operación de Teddy Goldsmith desde el principio, porque yo sé a qué está vinculado políticamente. Es sumamente peligroso.

Y si yo hubiese sido presidente, o estuviese en una posición similar en este período, hubiese tenido una resuelta discusión, discreta pero enérgica, con algunos otros gobiernos del mundo, y juntos hubiéramos tomado las medidas apropiadas para tratar de neutralizar esta clase de peligro.

Por supuesto, no se puede tener el ciento por ciento en este tipo de cosas. Pero se puede hacer muy buen trabajo. Y dos aviones... Bueno, eso es bien grande. Es decir, un avión, quizá no sea evitable; pero dos en el mismo rato...

No, eso no es cosa de poca monta.

Stockwell: No, esto es bastante serio....

Lyndon, ¿hay alguna razón para suponer que se trata de algo distinto a Osama bin Laden?

LaRouche: Seguro. Hay muchas. Osama bin Laden es una entidad controlada. Osama bin Laden no es una fuerza independiente. Recuerda como nació. Osama bin Laden era un acaudalado árabe saudita. En los setenta, durante el gobierno de Carter, o debiéramos decir el gobierno de Brzezinski, éste cocinó la idea de conducir una guerra en Afganistán, en la frontera del territorio soviético, como operación geopolítica. Bueno, Brzezinski fue el responsable. No necesariamente lo cocinó él. Pero, bien, la cosa comenzó, y una unidad angloamericana, junto con cierta sección de las fuerzas armadas paquistaníes, los loquitos de las fuerzas armadas paquistaníes, armó esta operación.

El gobierno de los Estados Unidos y el gobierno británico y otros [o sea, nuestros loquitos] salieron a reclutar a muchos musulmanes para combatir al comunismo y defender al Sagrado Islam, etc. Ese tipo de línea.

Reclutaron en muchos países. Y los desplegaron. Luego, más tarde, mataron a algunas de las mismas personas a las que desplegaron. Ya sabes, son sacrificables. Es que en realidad su reclutamiento no incluye una poliza de seguro.

Pero los reclutaron. Osama bin Laden fue uno de los grandes agentes financistas de esto, un canal de financiamiento que fue utilizado por esa gente, entre otros el entonces vicepresidente George Bush. Esto es el asunto Irán-contras, o lo que se llamó Irán-contras, a lo cual yo le digo de otra manera que no podría decir en el aire.

Entonces, eso se quedó atrás. Y de repente nos encontramos ahora con que Osama bin Laden se convierte en el nombre. Y Osama bin Laden no podría durar, del modo en que anda por ahí, si no tuviese una gran protección. Y no sólo de una sección del gobierno paquistaní o de Afganistán. Es de otros gobiernos a los que les gustaría ver los efectos que produce Osama bin Laden lanzado por ahí.

Así que ahora se puede culpar a Osama bin Laden. En algún momento, van y lo matan y dicen que el problema está resuelto. Pero nunca se consideró quién lo envió, quien creó a Osama bin Laden y quién lo protegió y desplegó sus fuerzas y su nombre con estos propósitos.

Y como vimos con el terrorismo de Italia en los setenta, por ejemplo, los que dirigían las dizque operaciones terroristas en Italia no eran realmente los grupos que se las acreditaban. Eran realmente organizaciones agentes de la OTAN desatadas desde un nivel muy alto. La misma gente que asesinó al ex primer ministro Aldo Moro, en ese período.

Entonces, en un caso de éstos, no hay que suponer que los nombres populares que todo el mundo conoce, o que el FBI cita y demás, que ése sea el verdadero problema. Pueden ser parte del problema.

Stockwell: Bueno, nuestra mente, especialmente en nuestra decadente cultura occidental, siempre busca la respuesta simple. Deseamos la clase de respuesta que nos libere de nuestra culpa y nuestras responsabilidades del descuido de nuestro gobierno y nuestros congéneres todos estos años. Así que recurrimos a lo simplista.

Y lo simplista, por supuesto, existe. [Bin Laden] es el gran coco del Oriente Medio, que nos ha causado tantos problemas antes. Y yo ciertamente entiendo lo que dice usted, que entre más sencilla podamos hacer la explicación, menos obligados estamos, cualquiera de nosotros.

Pero ¿por qué hacen esto? Quiero decir, el mercado se hunde. No sólo el mercado se hunde; toda la economía se hunde, dentro de la arena de una cultura que se hunde.

LaRouche: Sí.

Stockwell: A nadie asombraría que en cualquier momento estallare una guerra en el Oriente Medio, una guerra en gran escala. A nadie asombraría que Putin fuere asesinado, que Arafat fuere asesinado, que Sharon fuere asesinado.

Quiero decir, estamos sentados en un polvorín de polvorines. Y con todas las otras provocaciones que podrían ocurrir por todo el mundo para ponerle alto a mucho de la unidad económica y el desarrollo que empieza a cobrar impulso entre las grandes potencias del otro lado del planeta, ¿por qué estrellar un avión en el Centro Comercial Mundial?

LaRouche: Esto es para crear una provocación dentro de los Estados Unidos. Es decir, ése es el único motivo por lo que se haría. Como probablemente sabes... por ejemplo, van a salir con cuentos de que algún grupo árabe lo hizo para protestar por las simpatías del gobierno estadounidense hacia Sharon o hacia las Fuerzas de Defensa israelí. Yo no sé si las Fuerzas de Defensa israelí van a matar a Sharon mañana; es decir, porque hay un conflicto real ahí, y estos tipos tienden a disparar primero y pensar después.

Algún cuento de ésos. Pero en lo que estamos entrando es un período en el que la palabra no es terrorismo. El terrorismo es parte del cuadro. La palabra es desestabilización. El problema en parte, desde mi punto de vista, es que... Mira a nuestro propio gobierno.

Todavía somos, en cierto sentido, una especie de superpotencia. Yo creo que el término probablemente no es muy apropiado para nuestro estado de cosas presente. Pero éramos una superpotencia, y todavía tenemos una posición dominante en el mundo.

¿Pero qué clase de gobierno tenemos? Bueno, el gobierno de Bush. Y se está desplomando. Mira al pobre secretario O'Neill balbuceando por ahí. Mira a Rumsfeld, vuelto nada en su propio Departamento de Defensa.

Stockwell: Sí, así es...

LaRouche: [...] La cuestión es que el presidente George Bush no funciona. Ha estado ahí y [como lo dije el 3 de enero, cuando lancé mi candidatura e hice una prognosis de lo que sería su gobierno] ha sido una catástrofe tras otra.

Nada de lo que ha propuesto ha funcionado realmente. Algunas cosas que propuso las ha hecho, pero son un desastre. Y no es capaz de ser presidente como tal, a menos estuviese controlado por un grupo de asesores que le diesen buen consejo y resolviesen sus problemas en cuanto a cómo abordar las situaciones.

Pero no cuenta con eso. Tiene a un chiflado como Wolfowitz, supuestamente subalterno de Rumsfeld, pero que realmente dirige el Deparatmento de Defensa. Tiene a Armitage en el Departamento de Estado, y cosas por el estilo. Esos tipos, hasta donde los conozco, son unos chiflados. Y son unos chiflados ahí dentro.

Observemos luego al Partido Demócrata. Ahí tienes la declaración de Daschle, el líder de la mayoría del Senado, que dice que no puede hacer nada, que le toca a Bush, al presidente, que Daschle sabe que no puede hacer nada.

Stockwell: Sí. Bueno, Daschle dice [creo que lo dijo el fin de semana] algo así como: Bueno, como ustedes saben, ellos tienen el control de la Cámara de Representantes y tienen el control de la Casa Blanca, y nosotros tenemos una mayoría exigua en el Senado. Así que no podemos hacer nada.

LaRouche: Bueno, está equivocado, y lo sabe. Porque yo tengo cierta posición en el Partido Demócrata, pese a lo que Al Gore le gustaría creer. Y yo podría estar muy fácilmente en posición de encauzar a estos tipos para hacer cosas que empezarían a funcionar, incluso con la limitada fortaleza que tiene hoy en día el Partido Demócrata.

Y creo que si el partido hiciera algunas de estas cosas, haríamos dos cosas. No sólo podríamos mover y sacudir un poco a la población para que crea que hay alguien que puede ayudarla; también encontaríamos cierto número de republicanos que no están chiflados y que simplemente son patriotas y que escucharían a la razón y cooperarían con los demócratas para hacer algunas de las cosas que tenemos que hacer. Tenemos un vacío de conducción.

Stockwell: Con todos los males y las maldades y los errores y la corrupción que quizá hubo en el gobierno del gobierno de Clinton, por lo menos cuando uno llamaba a la Casa Blanca había alguien que contestara el teléfono.

LaRouche: (Risa) Y especialmente cuando Bob Rubin estaba ahí sacando de dificultades a Clinton. Quizá no haya yo aprobado lo que hizo Bob muchas veces, pero al menos él era competente.

Stockwell: Sí, exacto. Estamos ahora en una situación en la que me temo que haya nada más una grabación para invitarlo a uno al rancho.

Ahora bien, acaban de hacer un comentario en la televisión, hace unos momentos, de que Bush hará declaraciones con relación a este ataque terrorista. Este es el más grande probablemente desde Oklahoma.

LaRouche: Mucho más grande.

Stockwell: Bueno, sí. Yo creo que las implicaciones de esto serán mucho más grandes.

LaRouche: Es mucho más grande.

Stockwell: Como sabes, cuando ocurrió lo de Oklahoma, al principio, los primeros dos o tres días [y yo lo recuerdo, estuve pegado a la televisión] los primeros dos o tres días todo mundo implicaba al Medio Oriente y a los árabes que andaban por el pueblo. Y luego como que lo encubrieron, y eso salió del cuadro y ya nunca lo mencionaron.

LaRouche: Bueno, mayormente, se trata de una operación interna encubierta, de la cual tuvimos información de antemano. Todo mundo tuvo la información, y si yo hubiese sido presidente, es decir, sobre la base simplemente de lo que yo sabía, hubiese tomado ciertas medidas inmediatamente, medidas de vigilancia de seguridad en previsión exactamente de ese tipo de problema.

Nosotros no nos desconcertamos. El problema es que varias instituciones están haciendo su juego, y no tenemos a nadie real y efectivamente al mando.

Stockwell: Bush acaba de hacer un comentario [...] El presidente le ha garantizado a todos que va llevar a los terroristas ante la justicia. Habló con el gobernador de Nueva York, y van a llevarlos ante la justicia. "Dios bendiga a las víctimas", dijo. Es un poco tarde para eso.

LaRouche: De hecho, eso es lo peor que puede hacer. Si hubiese dicho que, por supuesto, vamos a ir al fondo de todo esto, y lo vamos a tratar de manera apropiada, eso hubiese sido lo correcto.

Stockwell: Sí.

LaRouche: Pero decir que va resolver el problema llevando a alguien ante la justicia, es lo peor que puede decir.

Stockwell: Sí. Porque, una vez más, si uno se remonta a... Nada más para subrayar lo que decías al principio: si podemos hallar a un par de tipos corriendo ahora mismo por Nueva York, tratando de salir de la ciudad, o en Boston, o donde sea que pasaron las cosas, tratando de apresurarse para coger el próximo barco a Arabia Saudita o lo que sea, como que eso sería el fin del problema.

Pero, como hacías notar al principio, es nada más parte de una red, una red que solamente puede existir con el apoyo y la fortaleza organizativa de alguna gran superpotencia del planeta.

LaRouche: Puedo hacer una declaración categórica al respecto, Jack.

Stockwell: Por favor.

LaRouche: Si yo fuese presidente de los Estados Unidos ahora mismo, yo ya hubiese actuado, antes de que esto pasara, aun sin saber que esto iba a suceder. Y hubiese obtenido la cooperación siguiente. Hubiese obtenido cooperación de Rusia, de Alemania, de Francia, de Italia. Probablemente hubiese conseguido un buen acuerdo con ciertas fuerzas de la Gran Bretaña también. Y Japón, y China. Y países árabes, como Egipto. Y nos hubiésemos puesto a deliberar de veras rápido, moviendo nuestros recursos, y les diría, aunque estemos de acuerdo o no en otros asuntos, estas cosas no van a suceder, y nosotros nos vamos a encargar de que no sucedan.

Y eso funcionaría. El problema es que tienen al tonto presidente de los Estados Unidos, y lo digo a conciencia. Un amigo mío dijo hace poco en Massachusetts, donde contiende por una curul en el Congreso, que Bush no puede proteger ni a sus hijas de ponerse bombas.

Stockwell: (Risas.) Bueno, me tomó un segundo entenderle. Bush no puede proteger ni a sus propias hijas de ponerse bombas. Bueno, por respeto a lo que acaba de suceder aquí... Pero no deja de ser chistoso.

LaRouche: Bueno, hay que tener sentido del humor hasta en la peor situación. Si no, no se tiene la cabeza fría y el juicio claro. Yo siempre le aconsejo a mis amigos que, entre peor se pongan las cosas, más risa hay que ser capaz de generar. Si no toma con buen humor cualquier situación, no importa qué tan seria sea...

¿Recuerdan lo que hizo Roosevelt? Roosevelt hizo dos cosas cuando contendió por la Presidencia luego del desastre que Coolidge le heredó a Hoover. Roosevelt comenzó su campaña en Virginia Occidental, con la famosa declaración sobre el Hombre Olvidado.

Y luego, cuando tomó posesión, se dirigió al pueblo estadounidense con el tema de que no hay nada qué temer tanto como el temor mismo. Y la cuestión clave es que tenemos una ciudadanía, una ciudadanía atemorizada y un mundo atemorizado y confuso, que se quieren cerrar los ojos a la realidad porque están asustados. Quieren negar esta crisis. Quiere creer que esto va a rebotar milagrosamente mañana, que de repente el NASDAQ saltará de repente de su tumba y de repente volverán a ser prósperos.

Ahora es el momento necesario de asegurarle, en particular al pueblo estadounidense, que hay alguien al mando, que las personas al mando saben lo que hacen y que van a arreglar la situación, y que convocarán el apoyo del pueblo estadounidense cuando sea necesario.

Eso funcionaría. Pero eso de buscar venganza y de gruñir y refunfuñar para probar qué tan enojado está uno, eso no es gobierno. Eso es pura pose. Es el payaso Bozo en su acto.

Stockwell: Pues tenemos una situación aquí en la que esto puede ser sólo el principio, en especial con lo que se viene, con la atividad terrorista jacobina que muchos esperan en Washington en esta gran cumbre a fin de mes, porque...

Es decir, somos ya tan vulnerables. Cuando mencionabas todos esos países que podrían agruparse y parar esto, todos ellos son vulnerables. Pero parece haber una vulnerabilidad creciente dentro de los Estados Unidos, conforme nos hundimos en la actitud de negar la realidad y enterramos la cabeza en la arena y volvemos a los métodos trillados de vivir en el miedo que siempre hemos aplicado, en los que nuestros temores milenarios y nuestras preocupaciones armagedonistas y todas esas cosas vuelven a brotar a la superficie.

[...] Y bueno, como ya sabes, cualquier cosa de éstas podría llevar a una situación en la que podría haber un serio ataque a nuestras libertades en este país, nada más por el grado de incompetencia que existe en el gobierno en posiciones dirigentes, con el respaldo o al menos el sostén en alguna medida de algunas personalidades muy malignas que han estado en el Departamento de Justicia y en el Departamento de Defensa esperando por décadas que ocurra la provocación precisa para poner en marcha sus operaciones de administración de crisis.

LaRouche: Y no va a funcionar. El asunto es que son unos idiotas. Yo en verdad me compadezco del actual presidente. No es mi amigo. Su padre no fue ciertamente mi amigo. Pero es el presidente, y pienso en él, sentado en su despacho, y me doy cuenta de que el pobre hombre no tiene ningún concepto, ninguna capacidad para entender la situación mundial y qué es realmente lo que lo está golpeando.

Tiene un secretario de Hacienda, O'Neill, que ciertamente no le inspira confianza a ningún observador cuerdo. Tiene a Wolfowitz, que es un chiflado. Tiene a Armitage, otro chiflado. Tiene problemas... Y luego vuelve uno los ojos al Partido Demócrata, y ve a ese loco de Lieberman pasearse con la iniciativa Basada en la Fe. ¡Es una necedad! Ves a Daschle escabullirse, hacer caravanas y zigzaguear para no recibir un golpe.

Aquí estamos en una crisis, una crisis financiera, y ahora tenemos este ataque terrorista, lo cual probablemente indica que vienen más cosas en camino, quizá de una variedad diferente, pero en camino. Y no tenemos conducción. Y el pueblo estadounidense está ahí sentado, cada vez más asustado a medida que ocurren estas cosas, y voltean para enfrente y va a la cabina a ver quién está piloteando el avión que está en problemas y se encuentra con un niño de tres años sentado en el puesto del piloto, y a nadie más.

Ese es nuestro problema. Ese es nuestro mayor problema. Tenemos los medios para abordar los peores problemas que me puedo imaginar que es probable que ocurran ahora. Pero si no tenemos timonel, si no buscamos la clase de cooperación que pudieramos obtener, que yo sé que yo podría obtener, con las partes decisivas del mundo, o en otros países...

[Alguien llama para informar de rumores de actos terroristas en otros lugares.]

Stockwell: ¡Válgame, vaya día que nos tocó! ¡Qué día! [...] ¿Qué, un avión? Un avión se estrelló en el Pentágono. Ahora hubo una explosión en el Pentágono.

LaRouche: ¿Está confirmado?

Stockwell: No sé si está confirmado o no, debe venir de otra.... ¿Cuál es la fuente?
CBS está informando que un avión se estrelló en el Pentágono.

LaRouche: Espero que alguien tenga algún informe sobre de dónde están saliendo esos aviones...

Stockwell: Bueno, se confirmó definitivamente que uno de los aviones que se estrelló en el Centro Comercial Mundial era un 767 de American Airlines secuestrado cuando salía de Boston. No han anunciado todavía si había alguien o no en el avión.

LaRouche: Debe haber habido. Debe haber habido. El asunto es que, a menos que realmente haya habido una metida de pata... Porque, ¿cómo puede despegar un avión sin autorización? Y si despega sin autorización, se convierte en un problema de seguridad inmediato.

Stockwell: Sí... ¿El Pentágono? Está confirmado, por varias fuentes noticiosas, que el Pentágono sufre explosiones ahora mismo. ¡Dios mío!

LaRouche: ¡Esto va en serio!

Stockwell: Están evacuando la Casa Blanca en este momento. Y sí, obviamente la cosa va en serio....

LaRouche: Se trata de una operación muy sistemática. Si están secuestrando aviones... Si todos esos tres aviones, los dos de Nueva York y éste en el Pentágono... Ejecutar ese tipo de cosas, secuestrar aviones de ese modo, es una operación bastante complicada.

Stockwell: Ah, sí. No se trata de una banda de descontentos, de alguna organización popular que por fin se desquita. Se tiene que tratar de alguna red de inteligencia de equipo pesado, con algo de experiencia real en inteligencia.

LaRouche: La pregunta es dónde estaban las agencias de inteligencia pertinentes que están a acargo de vigilar este problema.

Ahora bien, yo he estado advirtiendo de esto desde hace tiempo. No esto; yo no sabía lo de los aviones, aunque suponía que podría ocurrir casi cualquier cosa. Pero sí que Washington era un blanco. Obviamente, lo del Pentágono quiere decir obviamente que Washington es el objetivo. Obviamente se pretende implicar que se trata de algo que viene del Oriente Medio. Esto quiere decir que ha habido o algún tipo de incompetencia o un arreglo sobre toda la operación de seguridad, porque no se puede ejecutar este tipo de cosas sin una verdadera metida de pata por parte de la seguridad. Así que alguien a cargo de la seguridad realmente no fue muy efectivo con el encargo.

No se puede andar secuestrando aviones de una manera tan coordinada. No se puede hacer. Tiene que haber alguien muy descuidado realmente.

Stockwell: Bueno, si esto sale de algún efecto del Oriente Medio... Ha pasado casi un año desde que los Clinton cambiaron de bando respecto a los palestinos con tal de asegurar la elección de Hillary con los votos judíos de Nueva York. Y, desde entonces, yo no sé cuál será el número de bajas [tal vez entre 2.000 y 3.000] en el Oriente Medio, nada más porque Hillary necesitaba los votos judíos.

LaRouche: Bueno, creo que eso fue parte del asunto.

Stockwell: Bueno, a lo mejor, pero luego está la marcha de Sharon por las escaleras del Monte del Templo....

LaRouche: No es Sharon. Sharon hizo eso, pero no se trata de una operación de Sharon. Ese tipo de cosas viene de dentro de las Fuerzas de Defensa israelíes, y ese Sharon es prácticamente un ser humano civilizado en comparación con algunos de esos tipos. Y yo me he temido de que lo puedan asesinar a fin de coger el asesinato de pretexto para utilizar, digamos, armas de destrucción en gran escala contra lugares como Bagdad y Damasco y Teherán.

Stockwell: ¿Inspiraron esas fuerzas el asesinato de Rabin?

LaRouche: La misma banda. Absolutamente. Y hay en los Estados Unidos elementos que, políticamente, en cierto sentido, son los autores de la producción de algunos de estos chiflados que han sido embarcados a Israel para agravar el problema allá.

Luego, por supuesto, está la operación que es... Los hay en el mundo árabe; algunos de los mismos que le mueven los hilos a los israelíes chiflados también conducen una operación reclutando a ciertas personas de nacionalidad islámica, a personas de convicción musulmana, para hacer ese mismo tipo de cosas, a fin de crear... Se frotan dos palitos para encender fuego.

Stockwell: Muy bien. No son acontecimientos aislados. Hay cierta orquestación, cierta inteligencia detrás de todo esto. No son nada más las Fuerzas de Defensa Israelíes, no es nada más Osama bin Laden o alguien que quiere conquistar a los infieles en el nombre de Alá.

Ahora lo tenemos confirmado: están evacuando la Casa Blanca, evacuaron el Pentágono; fue un incendio, no fue una bomba, pero tienen el registro de un helicóptero militar estadounidense rondando el Pentágono, y luego hubo una enorme bola de fuego.

LaRouche: ¿Podría ser una bomba en un camión o algo así?

Stockwell: Sí, podría ser otro camión bomba. Esas cargas con forma especial han resultado muy eficaces en el pasado. Pero ¿dónde termina esto, entonces? No en el sentido del futuro, sino ¿dónde termina esto en el sentido de la organización? ¿A dónde conduce esto, Lyndon? ¿Quién hace esto?

LaRouche: En cierto sentido, esto conduce a mí. Porque lo que ha sucedido es que los Estados Unidos ya no tienen conducción, es decir, eficientemente. La presidencia actual, el Partido Republicano como organización en el Senado y en la Cámara de Representantes, es un desastre moral e intelectual completo. Hay algunas buenas personas ahí, pero no hay conducción, una dirección unificada, o algo semejante a la coherencia.

En el Partido Demócrata, el Partido Demócrata en el Senado, que cuenta ahora con un estrecho margen de mayoría venida a menos en el Senado, no es... ¡no hay conducción! No tiene respuestas a la realidad del período actual. Y cuando el líder de los demócratas en el Senado, el líder de esa cámara, dice que no va a hacer nada porque le toca a George Bush [y él sabe que George Bush no puede hacer nada de significado] ¡es una irresponsabilidad total!

Y luego todas las demás instituciones, las instituciones políticas, las instituciones partidarias. El problema es que la gente ha creído por tanto tiempo, ha creído tan profundamente en los cambios de cultura que se introdujeron en los últimos 35 años, en especial desde que Nixon llevó a cabo su Estrategia Sureña, esa campaña, que hemos perdido nuestro sentido de liderazgo en la nación, hemos perdido nuestro sentido de lo que debe ser el papel dirigente de los Estados Unidos, no por el ego de alguien, sino por nuestra responsabilidad respecto al mundo en general.

Yo sé, por mi experiencia personal directa [y la tengo, como sabes, en muchos países, América del Sur, América Central, diferentes partes de Asia, Rusia, Alemania, Europa Oriental, Italia y demás, India; yo conozco personas de esos países]. Si yo estuviese en una posición de liderazgo en Washington, ya sea como presidente o asesorando al presidente, yo sabría cómo abordar este tipo de problema.

Nosotros tenemos los recursos en el mundo. Los Estados Unidos tiene la capacidad de conseguir la cooperación de estos recursos. Lo que me temo ahora es que algún tonto vaya a decir: No, vamos a proseguir con el equipo existente. El equipo existente es el que está causando el problema. Es fatal.

Stockwell: [...] La FAA ha suspendido todos los vuelos en los Estados Unidos. Esto no había ocurrido desde la Segunda Guerra Mundial. Todos los vuelos están suspendidos en los Estados Unidos [...] El presidente Bush se encuentra en este momento en el estado de Washington [sic], en una escuela primaria, hablando de educación.

LaRouche: Eso no le ayuda mucho a la educación, pero quizá lo mantenga calmado.

Stockwell: Sí, pero dice que va a llegar al fondo de esto a toda prisa. Hay fotos del Fuerza Aérea Uno. Todos los vuelos están cancelados, excepto el del Fuerza Aérea Uno, One, y viene de regreso a Washington. Quizá ya está en el avión. Pero el Pentágono está evacuado, la Casa Blanca está evacuada. Por Dios, quizá sea mejor evacuar Leesburg.

Como sabes, ha habido toda una serie de distracciones que se han perpetrado para tratar de mantener... Todo ese asunto de Gary Condit, ya sabes, cosas de ésas, puras distracciones para mantener la mente de la gente alejada de lo que ocurre, de naturaleza mucho más seria, de lo cual no es para menos lo que ocurre en los mercados, la bolsa de valores, y todas las bolsas, si a ésas vamos.

Esto, supongo, va a ser la distracción más grande de todas. Es difícil imaginarse esto...

Nos enfrentamos aquí a una mentalidad que ciertamente no está orientada hacia el Preámbulo de nuestra Constitución. Y en verdad yo no sé que estén orientados siquiera hacia cualquier idea judeo-cristiana básica, en la naturaleza divina del hombre, sino más hacia algunos conceptos darvinianos desorientados, de que somos parte de un árbol evolutivo al que se necesita frenar y podar y seleccionar, y nada los detendrá. [...] No hay forma de substanciar esto, pero aviones contra un edificio es una cosa, pero hay muchas otras cosas que se pueden hacer con nuestra agua y nuestro aire, y el asunto biológico-químico, que podría estar en marcha ahora mismo, que no es tan obvio como la explosión de un edificio de oficinas en el centro de Nueva York.

LaRouche: El problema ahora es lo que va a generar esto. Obivamente, como dices, va a generar... Pase lo que pase realmente, es decir, en la realidad, la paranoia va a producir efectos como si hubiese sucedido, aunque no pase.

Stockwell: Sí, porque así es como funcionamos, ¿no? Y lo que me preocupa no es que el ataque inicial pueda haber terminado, sino cuál será la respuesta a esto de un gobierno sin líder.

LaRouche: Esa es una buena pregunta. Eso prodría ser lo peor que los Estados Unidos puedan hacerse a sí mismos.

Nadie en el extranjero confía en los Estados Unidos ahora mismo. Esto, la elección, lo que sucedió el 7 de noviembre del año pasado, lo que sucedió en la Corte Suprema...

Stockwell: Bueno, ¡fue un golpe de estado! Fue un golpe de Corte Suprema por la Casa Blanca.

LaRouche: Pero todas esas cosas, desde el punto de vista de los europeos y otros en el exterior, que observan a los Estados Unidos... Japón está al borde del abismo. Ya ha absorbido todo lo que puede de chantaje de los Estados Unidos. China se ha adaptado al hecho de que los Estados Unidos, como mercado de última instancia...

Stockwell: Lo mismo que México.

LaRouche: Lo mismo. El presidente de México, presumiblemente el único tipo al que George W. Bush sabría donde encontrar, vino a Washington a reunirse con el presidente; planteó un programa del cual el presidente debería haber estado informado de antemano, indudablemente lo estaba; y el presidente se reúne con el presidente Vicente Fox para tratar la cuestión de la inmigración, sobre la cual deberíamos de tener un entendimiento que funcione. Si no se tiene la solución final, cuando menos se puede trabajar sobre ella, y decir que vamos a trabajar sobre ella. No lo hicimos. La rechazó, el presidente. Públicamente la rechazó.

Mandó al presidente de México, supuestamente el único hombre, el único presidente en este planeta al que realmente le agradaba Bush, o trataba de que le agradara George Bush, y lo manda a México en condiciones de desesperación, a enfrentar una crisis política que los Estados Unidos, en cierto sentido, le están imponiendo a su vecino, México. Ese es el tipo de cosas que la gente de todo el mundo ve que suceden en los Estados Unidos; si el presidente responde con que nos vamos a vengar, con que le vamos a dar una lección a todos, el presidente logrará el peor efecto posible para los Estados Unidos. Ese no es el modo de responder.

Stockwell: ¡Eso te debiera realmente dar alguna esperanza y confianza de que George Bush Jr. dirija una guerra mundial!

LaRouche: El mito sobre Pearl Habor era que se dijo que Roosevelt lo planeó. Hubo quienes difundieron ese mito. Dicen eso porque quieren creerlo. No porque tengan prueba alguna. Los hechos son todo lo contrario. Los británicos habían organizado a Japón para que bombardeara Pearl Harbor, para que realizara un ataque naval contra Pearl Harbor, a principios de la década de 1920, cuando los británicos estaban aliados con Japón contra los Estados Unidos, por la cuestión del poderío naval. Este es el asunto del que habló Billy Mitchell, en su corte marcial. No cayó muy bien que hablara de eso. Pero lo que sucedió es que, contra lo que esperaban los Estados Unidos, porque sí enviaron los portaviones a la mar, debido a la tensión con Japón en ese momento, a fin de no dejar a los portaviones ante el riesgo de la armada japonesa. Ya vieron lo que sucedió después en Midway, como resultado de esa decisión sensata.

Stockwell: Sí, y el Mar del Coral.

LaRouche: A algunos les gustaría creer que, si se convence al pueblo estadounidense de que se ha vuelto a bombardear Pearl Harbor, pueden utilizar ese efecto, que yo vi en las calles el domingo, el famoso domingo 7 de diciembre de 1941, que pueden utilizar ese acontecimiento para movilizar al pueblo estadounidense, particularmente en las condiciones de la actitud de negación e histeria presentes con relación a la economía, y demás, que pueden hacer algo y movilizar a los Estados Unidos en una dirección disparatada. Eso pondría frenético al mundo. Pensar que hay lunáticos en los Estados Unidos que hasta amenazan con ir a una guerra mundial por una cosa como ésta.

En vez de eso, deberíamos reconocer que hemos cometido algunos errores y corregirlos de manera realmente rápida, con frialdad, con el menor pánico posible.

Stockwell: Tengo otra para ti. El humo en el sur de Manhattan se disipa ya, y no hay segunda torre.

LaRouche: Puedo entenderlo. Es atroz, pero quienes hemos...

Stockwell: ¿Cuál es la respuesta que pueden dar ahora los Estados Unidos?

LaRouche: Los Estados Unidos necesitan un Franklin Roosevelt, que diga que no tenemos nada que temer tanto como al miedo mismo. Sí, hay cosas a las que hay que temer, pero nada como al miedo mismo. Nada como al mismo pánico. Este es un momento de mantener la serenidad. Las guerras no se ganan con pánico, lanzándose a lo loco. Lo que temo de esta Casa Blanca es que, por su propia debilidad, tienda a atacar a lo loco.

De hecho, George W. Bush no es precisamente un veterano de combate. Así que, no hay que esperar de él... Es decir, puede ser que haya estado en la Guardia Nacional, en Texas, pero no es el tipo de persona que uno quisiera que estuviese al mando de una unidad militar importante en tiempo de guerra. Quisiera uno a alguien con aplomo. En tiempo de guerra quisiera uno a los MacArthur. Quisiera uno comandantes de ésos. Quisiera uno líderes de ésos, que no se les fundan los fusibles, ni siquiera frente a las penalidades más horribles, que no pierdan el dominio de sí mismos. Me temo que en Washington algunos se van a deleitar y a tener fantasías sexuales de pérdida del dominio propio. Van a sacar alguna película de horror favorita y a tratar de actuarla como si fuera un guión.

Stockwell: Este consejo, de nada que temer sino al temor mismo, va directo hasta el último hombre que escucha este programa ahora mismo. Hay en Washington ahora mismo [los puedo ver sentados a la mesa] tipos que dicen: Tenemos que hacer que el presidente imponga la ley marcial de inmediato.

LaRouche: Absolutamente.

Stockwell: Esa clase de locura.

LaRouche: Absolutamente. Lo peor que podrían hacer. Es lo peor para la seguridad de los Estados Unidos salir con un ardid de ésos. Cualquiera que lo higa ¡tendría que ser un verdadero idiota histórico, certificable!

Stockwell: ¿Cuál puede ser, cuál debería ser la respuesta de los Estados Unidos en las próximas 24 a 48 horas de esto?

LaRouche: Ojalá que alguno esos tipos se volviera lo bastante listo como para llamarme. Porque hay personas en las que yo pensaría para un equipo que se puede formar, como un equipo especial, para asesorar al presidente y a otras instituciones sobre cómo responder a esto. Eso se podría extender a otros gobiernos informalmente, para el tipo de cooperación informal que haría que funcione la cooperación formal.

Stockwell: Bien, tengo a dos personas que te quieren hacer algunas preguntas, si no tienes inconveniente.

LaRouche: Adelante.

Stockwell: Voy a ponerlos en el aire junto a Lyndon LaRouche. Ryan, estás en el programa de Stockwell.

Ryan: Hola, Lyndon. Es emocionante hablar contigo. Yo en verdad no sabía hasta que empecé a escuchar el programa de Stockwell, pero me doy cuenta que tienes bastantes cosas interesantes que decir. Vaya, Jack viene hablando desde hace mucho de estas cosas, y, te digo, asusta de veras. Quería yo ver si a lo mejor pensaste que quizá esto podría ser una maniobra oligárquica para ganar poder en un momento decisivo. O quizá es sólo un ataque terrorista al azar.

LaRouche: No, no es al azar. Este es obviamente un ataque sumamente planificado por una agencia muy capaz, una cosa de ese tipo. Si está coordinado como se ha presentado, y no veo motivo para operar sobre cualquier otra hipótesis de trabajo en este momento; si resulta menor, qué bueno, hay que dar gracias. Pero éste ya es una espectáculo de horror de primera magnitud.

Ryan: ¡Diantre! No puedo creerlo. No puedo creer que hayan derribado la torre.

LaRouche: Esta no es cosa de aficionados. Es grande. Por lo tanto necesitamos, lo primero que necesitamos, es serenidad.

Ryan: Estoy de acuerdo. Y eso es lo que me temo. Como dijo Jack, temo que vayan a declarar ley marcial. Los puedo ver tan claro como el día, diciendo que necesitan...

LaRouche: Eso sería el fin de los Estados Unidos. Los Estados Unidos no podrían tolerar la ley marcial. Se desintegrarían.

Ryan: Yo sé que no lo tolerarían, y es por eso que temo. Es decir, ay Dios mío, no puedo creer que tan alarmante es, si ellos... Y ya los veo haciéndolo, tan claro como el día; eso es lo que aterroriza.

LaRouche: Hay algunas mentalidades tipo Ku Klux Klan que creen que funcionaría; pero cualquier que sabe algo, sabe que este país, ahora mismo, es muy frágil moralmente. Este país se puede desintegrar como nación; es muy frágil, como resultado de lo que se le ha hecho. Mayormente como resultado del tipo de entretenimiento que se le aporta. Miren lo que aparece en la televisión y otras formas de entretenimiento de masas.

Ryan: Yo creo que todo ha sido un complot de la oligarquía en los últimos 50 años para obtener el poder que quiere sobre este país.

LaRouche: Bueno, realmente es para cambiar el mundo en cierta manera. Pero no estoy sacando ninguna conclusión más allá de lo que sé, porque tengo que mantener la calma, porque los hechos me han dado la razón, en cierto sentido; por lo tanto, no me puedo dar el lujo de entregarme a cualquier especulación. Tengo que mantenerme ecuánime, y de cualquier cosa que diga tengo que estar seguro.

Ryan: Me da gusto que tengamos a una persona que va a ser...

LaRouche: Así que, diré lo que sé, pero no voy a saltar a conclusiones. Voy a ver cuáles son los hechos, pero mientras tanto sé que lo primero es mantenerse ecuánime, en especial quienes están en posiciones dirigentes.

Ryan: Estoy de acuerdo. Gracias por tu tiempo, Lyndon.

Stockwell: Gracias, Ryan.
Lo que sucedió, lo que dicen ahora Lyn, es que el segundo avión voló hacia una de las esquinas estructurales del segundo edificio, a sabiendas de que provocaría... Juzgan que eso es lo que derribó la segunda torre, que fue que el avión... Bueno, yo tampoco sé, pero sospecharía que cualquiera que fuese a realizar ese tipo de maniobra extrema, tendría esos aviones cargados con explosivos suficientes.

LaRouche: Bueno, sólo el combustible ya es algo, ¿sabes? Poco después de despegar, un avión cargado de combustible tiene cierta cantidad de potencial explosivo.

No, yo creo que debemos obtener más elementos sobre eso. Pero obviamente, lo que sabemos es que esto no es congruente con ninguna coincidencia de cualquier tipo.

Stockwell: [...] Mi invitado es Lyndon LaRouche. A menudo les he dicho, damas y caballeros, que la información que utilizo para mis programas de radio viene de una mayoría de fuentes de todo el planeta. Titulares de periódicos de Alemania, de China, de Rusia, de América del Sur, Francia, las Islas Británicas. Y una cosa que predomina en los órganos de información internacionales, que no vemos en la prensa de los Estados Unidos, es la discusión del señor LaRouche y sus ideas respecto al Nuevo Bretton Woods, la soberanía de los Estados individuales, el fin de este sistema económico, en el sentido de que se tiene que reorganizar por completo, o lo que ha sucedido [éstas son mis palabras], lo que ha sucedido en Manhattan, lo que sucedió en el resto del mundo, en lo financiero.

Y he hablado de eso a menudo, y les he dado números de teléfono donde ustedes mismos pueden confirmar la información. Y en mi despacho, en mi clínica, he tenido más información que ustedes pueden pasar a recoger. Y de lo que pasa ahora yo vengo hablando desde hace tres o cuatro años, desde que me ligué al señor LaRouche, en el sentido de la orquestación de acontecimientos que conducen en esta dirección particular, para forzar a los Estados Unidos a ir a la guerra en el Oriente Medio. Y he hablado de eso; he dicho que no quiero ver a mis hijos ir a la guerra en el Oriente Medio, pero no puedo dejar de ver que ese día se materializa frente a mí.

Lyn, ¿está el gobierno estadounidense tan loco ahora mismo como a esto para responder con una guerra?

LaRouche: Bueno, digamos tan estúpido.

Stockwell: Está bien.

LaRouche: Entonces, eso es posible.

Stockwell: ¿Y a quien le van a disparar?

LaRouche: Bueno, simplemente reaccionan.

Stockwell: ¿Bombardeos más intensos a Bagdad, o algo así de estúpido?

LaRouche: O algún disparate. Reaccionan por estupidez.
Mira, aquí el problema es que, hace años, teníamos cierto criterio, como la industria, la agricultura, la ciencia; realidad física. Y por lo tanto había una población que veía las cosas de modo práctico, del modo en que las vería un agricultor progresista, del modo en que las vería un empresario industrial en pequeño, un ingeniero, etc. Ya no tenemos eso. Tenemos una población que vive cada vez más en el mundo de la fantasía. Y tenemos líderes que fueron seleccionados...

Mira, quiero ser franco. Yo pienso que éste es un momento en que tenemos que ser muy honrados, nada de formalidad tiesa.

Mira, tuvimos a dos idiotas en contienda por la presidencia hasta el 7 de noviembre del año pasado. Un tonto, con un entorno de veras malo. Y el otro, un enfermo mental, de distinto tipo, Gore. Ese es el hecho. Esa es la realidad. No es el momento de formalidades o de ser diplomático. Y por eso, lo que sucedió es que las instituciones, incluídos los órganos informativos, los ricachones de varias partes del país, pusieron su dinero en estos dos especímenes.

Ahora bien, yo era el mejor calificado, pero dejemos eso aparte. Hubo otros, como Kerry, el de Massachusetss, por ejemplo, y otras personas más calificadas, personas cuerdas. Aun si tenían sus fallas, una vez que los pusiéramos en la Oficina Oval, junto a un buen grupo de asesores en torno suyo, se podría obtener un buen proceso de gobierno con ellos. No lo hicimos.

Así que lo que tenemos es a un pueblo estadounidense que se sentó a mirar, cuando sabían que un enfermo mental y un monigote eran los dos únicos presidentes posibles de los Estados Unidos, y cualquiera que entienda lo que involucra la presidencia de los Estados Unidos, como institución de calidad absolutamente única en este planeta, tenía que darse cuenta de la importancia de tener a un presidente calificado en ese cargo en el momento en que la crisis financiera, la crisis monetaria mundial, era inevitable. Y esos dos payasos no dijeron [ni Lieberman tampoco, como candidato vicepresidencial] ni media palabra sobre la crisis, la crisis financiera, que ya se venía entonces. Se han perdido decenas de billones de dólares en todo el mundo por la caída de este sistema. Tan sólo en un sector del mercado financiero estadounidense, tres billones de dólares, lo cual golpeó a muchos pobres, entre otros, que metieron ahí sus ahorros en espera de obtener un centavo extra para estirar su pensión. Ese tipo de cosas.

Ahora tenemos una burbuja que está a punto de estallar en el mercado inmobiliario. Así que estas cuestiones estaban frente a nosotros y nadie les puso atención, a ninguno de los verdaderos asuntos, obvios, colosalmente obvios, que se nos venían encima.

Ahora tenemos una población que... Si uno lee la prensa escrita, si ve los dizque noticieros en la televisión, de diverso tipo, incluído lo que está en los sitios de la internet, ve uno puro guirigay e idiotez. Así que ¿qué puede uno esperar? El pueblo estadounidense no tiene idea de la realidad de la verdadera situación actual, y por lo tanto hay líderes que ni siquiera quieren saber cuál es la realidad. Quieren tener una fantasía. Y es extremadamente peligroso.

Tenemos que entablar colaboración entre las personas más ecuánimes, pero ya, y darle dirección a esto. Pero estoy de veras alarmado de lo que sucedería si se deja la decisión que hay que tomar nada más en manos de esos cuantos que son los obvios, que están en el poder.

Stockwell: Bueno, esto podría, como sabes... Me parece que es casi imposible que los Estados Unidos no hagan algo. Mira, si consideramos lo que ocurrió en Oklahoma, [no fue] nada de esta magnitud. Lo siento por las personas que perdieron la vida y sus familias y todo eso; pero esto... Si esto es tan malo como creo que es, lo que sucedió hoy, los Estados Unidos sencillamente no pueden dejar de hacer algo...

LaRouche: Bueno, los Estados Unidos, antes que nada, el presidente de los Estados Unidos, o alquien que esté próximo a él y que sea inteligente, debería llamar de inmediato al presidente Putin de Rusia. Y entre los dos, deberían hablarle a todos los líderes decisivos, en Francia, Alemania, Italia y demás. Japón también. Meter a los chinos en esto. Los chinos tendrán su propia reacción, pero hay que meterlos en esto. Mediante un grupo de líderes.

Y explicar: Pasó esto en los Estados Unidos. Todos ustedes saben lo significa esto. Metamos esto, este genio, de nuevo a la botella. Eso es lo que se tiene que hacer.

Luego, hay que explicarle al pueblo estadounidense lo que se está haciendo. Decirle: No vamos a permitir que siga este tipo de situación, que obviamente tiene raíces. Nosotros y otras naciones vamos a cooperar para superar esto. Eso es lo que el pueblo estadounidense tiene que oír del presidente o de alguien de su entorno, o de otro que esté a cargo. Quizás Don Rumsfeld, quizá Powell. Colin Powell sería la persdona indicada para trasmitir ese mensaje. Pero alguien tiene que transmitir ese mensaje ahora mismo.

Stockwell: Un esfuerzo conjunto, entre... Ahora, esto acaba de llegar. Otro avión ha sido secuestrado y va rumbo a Washington ahora mismo.

LaRouche: Probablemente lo derribarán ahora.

Stockwell: Bueno, van a tener que hacerlo. Si se dan cuenta de eso, tendrán que derribarlo. ¡Oh, Dios mío!

LaRouche: Esto es como el más desmesurado de los guiones de Hollywood.

Stockwell: Bueno, es como Orson Welles y su "Guerra de los mundos" [...] Esto es absolutamente increíble.

LaRouche: Pienso que probablemente... Bueno, si esto está sucediendo, razón de más para que alguien haga lo que sugiero.

Putin aceptaría una llamada de Bush, por supuesto. Bush, digamos que llame y ponga a la persona adecuada al teléfono, que diga que llama en su nombre. Todavía es de día en Moscú, o está por caer la noche; hay diez horas de diferencia. Así que hay que llamarlo ahora mismo. Y llamar a las personas pertinentes de Alemania, Francia, alguien en Londres, no sé si el idiota primer ministro es bueno para nada, pero en fin. E Italia, y Japón. Y China. Y algunos otros países. Hay que consultar con ellos. Hay que establecer un mecanismo de consultas. Y decir que vamos a detener esto ahora. Eso es lo que se requiere.

Stockwell: Pero ¿tenemos el liderato para sostener eso? ¿Tenemos la orientación? Es decir, hay tres niveles básicos diferentes de pensamiento en Washington ahora mismo. Está este tipo de concepto del choque de las civilizaciones, de Brzezinski y Huntington; luego están Ashcroft y Armitage y ese grupo; y luego está otro grupo que también es un poco oligárquico en sus planes, en el sentido de poner todo bajo el dominio total de Wall Street. [...]

LaRouche: [...] Mira, el presidente de los Estados Unidos tiene, constitucionalmente, ciertas facultades de emergencia inherentes. Yo en verdad no declararía una emergencia nacional; probablemente sería un error hacerlo, porque activaría lo indebido. Pero usaría las facultades de emergencia del presidente y usaría la persona de George W. Bush. Es el presidente, al fin y al cabo. Olvídense de cómo llegó ahí. Es el presidente. Como presidente, tiene que entablar una discusión de emergencia con líderes prominentes de otras naciones, y tratar de llevar a la comunidad mundial más o menos a un acuerdo [pero rápidamente], y luego informarle al pueblo estadounidense de ese acuerdo. Preferiblemente, en cuestión de horas.

Stockwell: Para reducir el factor del miedo.

LaRouche: Para reducirlo. ¡Tiene que hacer algo, para variar! ¡Hasta la fecha, este tipo no ha hecho nada como presidente! Este es el momento para que al fin use ese cartucho, y haga algo.

Todo lo que tiene que hacer... No tiene que ser un genio. Todo lo que tiene que hacer es llamar a Putin. Y estoy seguro que obtendría la cooperación de Putin y, con esa base, si esas dos potencias, que son las antiguas superpotencias, llegan a un acuerdo para reunir a otras naciones en un proceso consultivo, lo que vamos a hacer para detener esto ahora mismo, para asegurar que la situación no se salga de cauce.

Stockwell: Exactamente.

LaRouche: Y luego informar al pueblo estadounidense de todo eso. Eso es exactamente lo que yo preferiría. Eso es lo que debería suceder en cosa de horas.

Stockwell: Los números que se dan ahora mismo... Entre los dos edificios: 50.000 personas trabajaban en esos dos edificios. Y ahora muestran una imagen desde la Estatua de la Libertad, y ni siquiera se puede ver Manhattan, por el humo.

LaRouche: Esto es enorme. Alguien decidió hacer algo grande.

Stockwell: Bueno, se trata de la capital financiera del mundo.

LaRouche: Bueno, en realidad, Londres es la capital financiera, pero...

Stockwell: Bueno, está bien.

LaRouche: Es la imagen de la capital financiera del mundo.

Stockwell: Corrrecto. Estoy de acuerdo.

LaRouche: A veces la imagen es más grande que el objeto real.

Stockwell: Es cierto. Y debido a la imagen de los Estados Unidos y a la posición que tiene en el resto del mundo, y a lo que Nueva York significa para los Estados Unidos, es como cortarle la yugular. O, en este caso, la carótida.

LaRouche: Alguien quiere que esto se salga de control. Por eso hacen esto. Esto no es un ataque; es una provocación. Es una provocación con un motivo: crear una reacción programada de las instituciones de los Estados Unidos. No se trata de un menso con turbante en algún lugar del mundo, que trata de cobrar venganza por lo que ocurre en el Oriente Medio. Esto es algo diferente. [...]

Stockwell: [...] Randy, estás en el programa de Stockwell.

Randy: He estado sintiendo esto, y también tengo sentimientos sobre las Juegos Olímpicos. Quiero que lo comente. Creo que necesitamos alguna idea de lo que viene.

LaRouche: Lo que viene es lo que va a venir en los próximos días, las próximas horas. Si el presidente de los Estados Unidos, con el respaldo del pueblo, comete sus propios errores, el mundo se va a ir al infierno. Ese es el obstáculo que tenemos que librar. Si al presidente de los Estados Unidos y a quienes lo rodean los domina el pánico y responden a esto como lo indican algunos de los informes de prensa que oído hasta ahora, entonces este mundo se va ir al infierno. Por lo tanto, nos tenemos que preocupar de las próximas horas.

Stockwell: [...] Richard, en el teléfono celular, estás en el programa de Stockwell.

Richard: [...] Estaba pensando en los Juegos Olímpicos. Eso es lo que iba a decir.

LaRouche: Está bien. Eso está bien. Pero, la cuestión es que las próximas horas van a ser decisivas.

Richard: Sí, entiendo eso.

LaRouche: La cuestión es que, a veces, cuando vas a los Juegos Olímpicos, piensa en que quizá estés cerrando los ojos a la realidad. Aquí, en las próximas horas, está en riesgo la existencia de los Estados Unidos. La seguridad de los Juegos Olímpicos, si haces de ella un problema, es ilustrativa de cómo reaccionará la gente. Es como atacar a tontas y locas o como esconderes en una trinchera, en condiciones de guerra.

Richard: Bueno, si compite para presidente, yo voto por usted. Porque usted tiene más sentido común que cualquiera del gobierno que yo haya oído en cualquier lugar.

Stockwell: Bueno, hay un voto de Utah para ti, Lyndon...

Stockwell: [...] Recibimos informes en este momento de que un avión se estrelló en Pittsburgh. Tendremos más información al respecto en un momento. Craig, estás en el programa de Stockwell.

Craig: Señor LaRouche, con su conocimiento del protocolo de las instituciones del gobierno y su respuesta a algo de esta magnitud, ¿tiene usted alguna idea sobre la ley marcial?

LaRouche: Yo creo que sería un error. Creo que debemos establecer un emergencia calmada, en la que los organismos judiciales y de seguridad encabecen un alerta, reúnan sus reservas y las tengan a disposición, duplicar la seguridad, llamar a los efectivos de seguridad (si es que no estaban de servicio hoy), revisar los archivos y verificar. Porque no sabemos qué... Mire, va a ver cosas que se van a trastornar, no necesariamente como resultado de cualquier plan centralizado, pero algunas cosas se van a trastornar simplemente a consecuencia del tipo de atmósfera. Hay quienes se van a volver locos.

Stockwell: ¡Sí!

LaRouche: Va a haber problemas obvios. Por lo tanto, yo diría que los Estados Unidos se deberían movilizar para tener una mayor percepción de la seguridad, pero no ley marcial, y tampoco una emergencia nacional, a pesar de la horrible atrocidad de lo que sucedió en Nueva York. Nueva York tiene una emergencia. Tienen una emergencia física que va a requerir mucha ayuda. Cada sitio que golpearon va a requerir de ayuda. Está bien. Ese tipo de movilización está bien. Pero mantengan la calma. Lo peor que nos puede pasar ahora es que se desaten los elementos chiflados y se complique lo que de por sí es un problema terrible.

Craig: Lo que se me viene a la cabeza es la Guerra del Golfo, y el modo en que el padre del presidente respondió a eso. Una reacción nerviosa como ésa en este momento sería terrible.

LaRouche: Ya tenemos demasiados chiflados. No, necesitamos calma. Por eso es que subrayo que alguien tiene que, yo pienso, presionar al presidente Bush. El no es su padre. El puede tener una reacción diferente.

Craig: Acabo de pasar por el edificio donde trabajo, todo el personal está pegado a la televisión, y el miedo en el cuarto es increíble.

Stockwell: Entonces vuelve allá, Craig, siembra la calma y la cordura, y asegúrate de que no cunda el pánico. Dales el discurso inaugural de Roosevelt: nada que temer sino al mismo miedo.

LaRouche: Dales lo que te dije. Lo que les dije por la radio.

Stockwell: Sí. Gracias, Craig.

Craig: Es un honor hablar con usted, señor LaRouche.

LaRouche: Gracias.

Stockwell: [...] El miedo puede llevar a algunos al comportamiento más extraño, más ridículo, más suicida y asesino imaginable. Y es probable que cierto sector del país ya haya cogido pare el monte, que es exactamente lo opuesto de lo que debemos hacer en este momento. [...] Dondequiera que se encuentren, hablando con la familia, donde sea que estén, hablando con sus compañeros de trabajo, o lo que sea, deben de mantener la serenidad en este momento, en que tenemos muy poco conocimiento de lo que sucedió, y que hemos recibido un fuerte golpe, muy fuerte. Laboran cincuenta mil personas en esos dos eficicios. Los dos edificios ya se vienieron abajo. Probablemente va a tomar un mes antes de que se tenga toda la información. Prosigamos. Sharon, estás en el programa de Stockwell.

Sharon: [...] Yo no creo que haya que preocuparse de los Juegos Olímpicos. Creo que de lo que tenemos que preocuparnos, de modo más inmediato, es de nuestra economía y nuestro mercado de valores. [...]

LaRouche: El sistema se va a desplomar, el sistema financiero. Acéptenlo. No digan que nunca va a suceder. Sí va a suceder. Sucede ahora mismo.

Lo que uno tiene que hacer es plantearse: ¿qué hacemos para salvar la economía? Y salvar la economía significa hacer algo que quizá no era muy popular entre la mayoría de la comunidad de Salt Lake recientemente. Recuerden lo que hizo Franklin Roosevelt en una situación que cieratmente era menos severa que la que afronta el mundo hoy en día, en lo tocante a la economía.

Pero lo hizo, funcionó. Partió de una economía arruinada por Teddy Roosevelt, por Woodrow Wilson y Calvin Coolidge. Y con todas las dificultades que tuvo para hacerlo, y los errores que cometió en el proceso, logró sacar adelante a la economía.

Lo que tenemos que hacer es proceder de la misma forma. Vamos a mantener funcionando el empleo, y vamos a mantener funcionado la economía. Hay maneras de hacerlo. Roosevelt fue el pionero en esa dirección. Sabemos mucho más de cómo hacerlo ahora que cuando él era presidente. Vamos a tener que hacerlo. Simple y sencillamente.

Piensen con claridad. Siempre podemos, como nación, como Estado nacional, con las facultades de nuestro gobierno y las facultades de nuestra Presidencia, no hay [crisis] financiera o monetaria que este gobierno no pueda domeñar, y no pueda utilizar la situación para generar una recuperación. Así que, ése es el modo en que tenemos que pensar al respecto.

Stockwell: [...]Lyn, decías hace un momento que el sistema se acabó. Ahora bien, lo que mucha gente, muchos de los radioescuchas necesitan entender, señor LaRouche, es la diferencia entre los sistemas económicos de este país, que están llevando a esta caída del mercado, y la economía básica.

Que hay una diferencia. Se puede avanzar ahora mismo y cambiar la economía para salvar al sistema, en vez de dejar al mismo sistema de economía que está a flote actualmente y verlo encallar en la orilla de la bancarrota absoluta.

Hay cosas que se pueden hacer ahora mnsmo para salvar nuestro sistema, y dejarlo intacto. O no al sistema, sino a la economía de este país, con un cambio drástico en el sistema.

LaRouche: Muy sencilamente. Basta utilizar el principio del bienestar general como realmente lo plantea el Preámbulo de la Constitución, tal y como empleó Roosevelt esa facultad. Se declaras la bancarrota cuando sea necesario.

Por ejemplo, la mayoría de los bancos de los Estados Unidos están potencialmente en quiebra, si es que no están ya en quiebra. Bueno, ¿vamos a dejar que cierren esos bancos? No. Se hace que el Departamento de Hacienda tome el Sistema de la Reserva Federal, que es la madre de esas cosas, y ponga al Sistema de la Reserva Federal en reorganización por bancarrota.

Y en virtud de la reorganización por bancarrota, en cooperación con los estados, que también controlan bancos o los autorizan, se asegura que los bancos que deben mantener sus puertas abiertas las mantengan abiertas.

Se debe asegurar que se mantenga el empleo. Se debe asegurar que crezca realmente. Se debe asegurar que se paguen las pensiones. Se debe asegurar que funcionen las comunidades. Y también debe haber algo de crecimiento. Si no, ¿cómo se van a reorganizar las cosas para salir de la quiebra, si no hay algo de crecimiento real? Lo cual significa que se pongan en marcha ciertos obras, como obras de infraestructura, obras necesarias, para absorver algo del desempleo que será inevitable, y poner en marcha la economía de nuevo.

Sobre esa base, nada más utilizando el precedente que tenemos en nuestro derecho nacional, nuestra historia nacional, podríamos reorganizar esta economía a partir de un crac monetario y financiero prácticamente total, con la voluntad del gobierno y la cooperación del pueblo, con un buen liderato en un lapso muy breve.

Stockwell: [...] Max, estás en el programa de Stockwell.

Max: [...] Tegno un poco de dinero en el banco; vendí un terreno hace poco. Estoy pensando si necesito sacarlo, o ¿no serviría de nada sacarlo?

LaRouche: Yo preguntaría, ¿serviría de algo sacarlo? Mira, vamos hacia un sistema de reservas de oro en varios países, incluída Rusia. Doce países ya han emitido monedas de oro, lo cual constituye una unidad monetaria más o menos. Y el oro va aumentar.

Asi que yo pienso que nos encaminamos hacia sistema de reservas de oro. Yo creo que nuestra opción básica, sobre todas las cosas, además de ser prudente, es ser simplemente conservador. No trates de sacarle más; ahorra lo más que puedas. Diversifica el riesgo. Y trata de mantener algo por ahí, de modo que si algo se cae, tienes algo extra. Ese es el sentido común en general.

Pero la cuestión es que tenemos que hacer que el gobierno utilice su poder para iniciar una reorganización y un programa de recuperación, con el entendimiento de que tenemos que salvar al pueblo estadounidense y a la economía y su futuro. Es así de sencillo.

Stockwell: [...]Ahora lo último. Aviones caza van persiguiendo a un avión secuestrado. Agarraron a un avión secuestrado rumbo a Washington.

LaRouche: Van a tratar de...

Stockwell: Lo van a derribar.

LaRouche: A hacerlo bajar o a derribarlo.

Stockwell: O forzarlo a tomar otra ruta... Pero mira, te diré. Esto es, bueno, desde que lo mencionaste al mismo principio del programa, Lyn, me sigue regresando a mi pequeña corteza prefrontal aquí. Y es que los árabes no tienen la capacidad de hacer algo de este nivel. ¿Te sientes muy seguro de eso?

LaRouche: Yo sé eso. Conozco a los gobiernos árabes. He estado hablando con ellos directa o indirectamente por un tiempo. Cuando menos, con los decisivos. Y ellos no quieren este tipo de cosas. Pero yo sé quiénes sí quieren.

Stockwell: Está bien. Ahora, hablabas de la posibilidad del gobierno israelí...

LaRouche: O ciertgas facciones dentro de él.

Stockwell: Ciertas facciones dentro de él. Así como hay ciertas facciones dentro del Pentágono que les gustaría que nos metiéramos en una guerra en el Medio Oriente.

LaRouche: Lo mismo. Exactamente. Como Wolfowitz, por ejemplo. No creo que el mundo esté a salvo con alguien como él en el Departamento de Defensa, francamente.

Stockwell: Sí.

LaRouche: Primero, nunca prestó servicio militar.

Stockwell: ¿Wolfowitz?

LaRouche: Hasta donde yo sé, nunca prestó servicio militar realmente. No creo que sepa lo que quiere decir eso, sicológicamente. Yo creo que los que han tenido alguna experiencia en tiempo de guerra, o algo parecido, pueden tener alguna percepción de lo que es la realidad de las operaciones militares, particularmente si llegaron a grados superiores o trabajaron en la inteligencia. O si han estudiado la historia militar con esos antecedentes, podrían tener alguna percepción de lo que dicen.

Pero un tipo como Wolfowitz me da la impresión, por el tipo de cosas que lo he visto hacer, que no sabe ni qué hora es. Es peligroso. Es peligroso no porque sea capaz; es peligroso porque es incapaz. Es muy mala idea poner a ese chiflado ahí.

Yo creo que muchos generales estarían de acuerdo conmigo.

Stockwell: Si. Bueno, nos queda como un minuto, Lyn. ¿Puedes sacar algo sublime de esto?

LaRouche: Yo creo que cuando nos alcanza una crisis, parecida a una guerra... Es decir, lo que se informa desde Nueva York, hablamos de unas 50.000 personas muertas posiblemente. ¿Te das cuenta de que eso está en el orden de magnitud del número oficial de víctimas de...

Stockwell: De Vietnam.

LaRouche: ...de Vietnam.

Stockwell: Sí.

LaRouche: Esto no es algo menor. Esto no es algo que sucedió. Este no es un incidente terrorista. Es algo mucho mayor.

Pero cuando se entra a una crisis como ésta, lo primero que hay que hacer [en especial en crisis terribles, pues entre más terrible sea, más se aplica el principio] es que no cunda el pánico. No se grita ¡Fuego! en un teatro atestado. Se saca a la gente para ponerla a salvo.

Y lo que se necesita ahora es reconocer que llegamos a este desbarajuste debido a las instituciones de nuestro gobierno; olvídense de quién lo hizo. Olvídense de quién hizo lo que sea. Pero piensen: esto no hubiese sucedido si nuestro gobierno funcionara. Y el motivo por el cual nuestro gobierno no funcionó y no funciona [espero que eso cambie rápidamente ahora] es que nadie le estaba poniendo atención.

Stockwell: Sí.

LaRouche: Por lo tanto, pongamos atención y reconozcamos que cuando manejamos la economía del modo en que la manejamos, lo que hemos estado haciendo, nos colocamos en la posición de sufrir este tipo de crisis.

Lo propio para responder a una crisis como ésta es eliminar las causas de largo y mediano plazo de la crisis misma, de la situación que permitió que sucediera, acabar con eso.

Stockwell: Lyndon, nos tenemos que ir. Muchas gracias, señor, por ser mi invitado hoy.

LaRouche: Gracias a ti.

Fin.

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