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Noticias Económicas

Europa adopta plan de infraestructura


El puente de Oresund, que va de Suecia a Dinamarca, es un
bello ejemplo de los proyectos de infraestructura que Europa
necesita para su recuperación económica

por Claudio Celani

El 9 de julio, la Comisión Europea instó al Banco Europeo de Inversiones (BEI) a conceder 70 mil millones de euros más en préstamos, y a establecer un fondo de garantía para el "Plan Tremonti", el ambicioso programa de construcción de infraestructura elaborado por el ministro de Economía y Finanzas de Italia, Guilio Tremonti. "Tenemos que demostrar que podemos trabajar juntos y con determinación para crear la base para el crecimiento en los próximos años", dijo el presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi.

El Plan Tremonti fue sometido a la consideración formal del Parlamento Europeo el 2 de julio por Silvio Berlusconi, Primer Ministro de Italia, al asumir la presidencia de la Unión Europea por los próximos 6 meses. El plan es una estrategia, al estilo del "Nuevo Trato" de Franklin Roosevelt, para remediar la depresión económica mediante la inversión, a través del BEI, de decenas de miles de millones de euros anualmente en la construcción de infraestructura de transporte, energía y comunicaciones a lo largo de Europa.

Dado el enorme —y creciente— nivel de desempleo en todo el continente, el Plan Tremonti es "lo que mucha gente en muchos estados de los EU desearía que ocurriese en las actuales condiciones económicas: programas de infraestructura de gran alcance. . .parecidos a los de Franklin D. Roosevelt", dijo Lyndon LaRouche en un discurso de campaña que se difundió al mundo entero por internet el 2 de julio. "Habrá una pelea en torno a eso", dijo LaRouche, quien dijo que era "un momento histórico". La Agenzia Internazionale Stampa Estero, una agencia noticiosa italiana basada en Roma, informó el 8 de julio del respaldo al Plan Tremonti de "el economista y candidato presidencial demócrata LaRouche. . . quien propone un plan parecido para los EU".

Ya se trabó la pelea. Muchos órganos informativos internacionales ocultaron el trascendental anuncio de Berlusconi, destacando más bien una provocación que montaron los parlamentarios del Partido Verde de Alemania, el cual también se opone al ferrocarril de levitación magnética y a otros programas cruciales de infraestructura. Pero el discurso de Berlusconi define, como lo señaló LaRouche, "un cambio de rumbo en Europa; un cambio de rumbo mundial. . . un cambio en la situación económica y financiera del mundos".

El Plan Tremonti contempla aumentar las inversiones en proyectos de infraestructura transnacional hasta lograr una masa crítica de 1 a 1,5% del PIB europeo, para generar así la recuperación de la producción y el empleo. Representa un viraje de la política maltusiana del Tratado de Maastricht, a favor de un enfoque "rooseveltiano" para encarar la crisis económica. En la parte medular de su discurso del 2 de julio, Berlusconi dijo que el plan sería la prioridad del semestre italiano. La Unión Europea, dijo. "debe actuar cada vez más como factor de crecimiento económico y estabilidad". Señaló las "extensas debilidades" de la economía, y dijo que "es necesario un apoyo más activo a la economía a través de aumentar las inversiones públicas y privadas, con la colaboración de las instituciones financieras europeas, especialmente del Banco Europeo de Inversiones. Dicha estrategia, en nuestra opinión, debe basarse en el programa de las grandes Redes Transeuropeas (RTE) de infraestructura (también conocido como el `Plan Delors'—ndr.) El funcionamiento eficaz del mercado interno requiere una mayor movilidad de bienes y servicios y, por tanto, una red de transporte más eficiente. El asunto consiste en reconciliar la exigencia legítima de estabilidad monetaria y rigor financiero —que no debe desafiarse— con un mayor estímulo al crecimiento económico, mediante inversiones no sólo en infraestructura, sino también en la investigación e innovaciones tecnológicas".


El ministro de Economía y Finanzas de Italia, Guilio Tremonti,
propone ambicioso programa de construcción de infraestructura

El incidente provocado contra Berlusconi en la sesión del Parlamento Europeo del 2 de julio, que también involucró al líder de la facción socialdemócrata de Alemania, Martin Schulz, no fue una sorpresa. El terreno se abonó con una campaña sin precedentes en la prensa internacional, cuestionando la credibilidad de Italia para detentar la presidencia de la UE, dado los supuestos conflictos de intereses de Berlusconi y sus problemas con la justicia italiana. Pero el propio Berlusconi no pasó por alto la interrupción, sino que respondió con una contraprovocación, acusando a Schulz de ser como un "capo en un campo de concentración". Berlusconi debía haber sabido que, para un alemán, esa comparación es como llamar "mafioso" a un italiano, que era una declaración racista. Como era de esperarse, causó un alboroto mayúsculo, y casi una crisis diplomática entre Italia y Alemania, la que se arregló al día siguiente, cuando Berlusconi, ya calmado, le presentó sus disculpas formales al pueblo alemán en una llamada telefónica al canciller Gerhard Schröder.

En cuanto al comportamiento de Berlusconi hay que decir que, en su discurso mencionó a Hamlet, advirtiéndole a los dirigentes de Europa a no seguir el ejemplo del principe Hamlet, pero luego él mismo actuó como un Hamlet, lanzando un ataque a tontas y locas.

Sin embargo, lo que estuvo detrás del incidente no fue el conflicto de intereses de Berlusconi, como lo muestra una rápida investigación en los antecedentes de Schulz. Éste, repitió casi palabra por palabra un llamado del sicario de Transparencia Internacional Antonio Di Pietro publicado el día anterior, el 1 de julio, por el diario Frankfurter Allgemeine Zeitung, para detener el "contagio" de la "enfermedad Berlusconi". Di Pietro trabaja con Schulz en asuntos jurídicos, de seguridad y corrupción, en el Parlamento Europeo. A Di Pietro lo activaron los sinarquistas del American Enterprise Institute allá por 1992, para lanzar la famosa operación "Manos Limpias" que destruyó a los partidos políticos tradicionales de Italia.

Mucho más importante aun es el hecho de que hace un año exactamente, Schulz le presentó un escrito al comisionado europeo de finanzas Pedro Solbes, en el que se acusa al gobierno italiano de violar el temido "Pacto de Estabilidad" del Tratado de Maastricht, ¡a través de instituir una nueva entidad financiera para las inversiones en infraestructura, Infrastrutture Spa (Ispa)! En su interrogatorio, presentado formalmente el 27 de junio de 2002, Schulz alega que la emisión de bonos de Ispa garantizados por el Estado, "llevaría en la práctica a un aumento de la deuda pública, en un país que ya es uno de los más endeudados de los Estados miembros de la Unión Europea. Por lo tanto, debe determinarse con tiempo si la acción propuesta es compatible o no con la adhesión al Pacto de Estabildad y Crecimiento". Así que, el verdadero blanco de la provocación de Schultz del 2 de julio, obviamente, era el Plan Tremonti que Berlusconi estaba planteando ante la Unión Europea. Tremonti propone crear una entidad como Ispa a nivel de Europa, apoyada en el BEI, para financiar la inversión en infraestructura, emitiendo 70.000 millones de euros fuera del presupuesto, en bonos parcialmente respaldados por el Estado. Ispa se fundó con base al modelo del banco de reconstrucción de Alemania en la posguerra, el Kreditanstalt für Wiederaufbau.

Lo que se vio en Bruselas fue el despliegue de una facción que se opone al desarrollo en contra de Italia. Otro representante de esa facción es el presidente del banco central alemán (Bundesbank) Ernst Welteke, quien le dijo a un periodista de EIR el 30 de junio, en una reunión pública en Eltville, Alemania, que el Plan Tremonti no puede funcionar porque se basa en el modelo del Nuevo Trato de Roosevelt, y "el Nuevo Trato no funcionó". Welteke también trató de cambiar el tema sacando a colación el problema de las investigaciones legales contra Berlusconi.

De hecho, es indispensable que se restablezca la confianza plena y la colaboración entre Roma y Berlín, o si no la Unión Europea perderá la opoertunidad de una pronta salvación a la decadencia económica. Entre Italia y Alemania, así como entre Italia y Francia, todavía se sienten los efectos de la división que se dio en torno a la guerra contra Iraq, y el resentimiento por ese asunto se presta a la manipulación. Al Gobierno italiano, debido a su respaldo a la doctrina estadounidense de guerra preventiva, se le ve como factor de desunión al interior de la UE, donde hay mucha desconfianza. Sin embargo, ¿qué mejor oportunidad para restaurar la unidad, y hasta fortalecerla incluso, que el plan de "Acción europea para el crecimiento", que ahora impulsan los italianos?

El caso del experimentado político Oskar Lafontaine, ex ministro de Hacienda alemán y presidente del Partido Socialdemócrata, subraya precisamente ese aspecto. No sólo la guerra de Iraq, sino muchos otras cosas dividen a Lafontaine, un socialdemócrata tradicional, de Berlusconi; más de las que dividen a Berlusconi del antiitaliano Martin Schulz, el socialdemócrata "anticorrupción" de la "tercera vía". No obstante, Lafontaine respaldó plenamente el Plan Tremonti y sabiamente le aconsejó a sus camaradas izquierdistas a no matar al perro para matar las pulgas, saboteando el semestre italiano meramente por intereses faccionales.

En una entrevista publicada el 2 de julio por el diario italiano La Repubblica Lafontaine dijo: "La UE, creo yo, debe derogar el Pacto de Estabilidad y escribir un nuevo estatuto para el Banco Central Europeo. Necesitamos una política que apunte al crecimiento". Al decirle el periodista que eso era lo que proponía Tremonti, Lafontaine respondió: "Sí, eso es correcto. Ya ve, en cualquier sitio puede encontrarse una chispa de luz". En cuanto a si Europa debe adoptar el Plan Tremonti, Lafontaine declaró: "Absolutamente que sí. Debemos corregir los errores de Maastricht. La mejor vía para la recuperación serían las inversiones europeas conjuntas".

En cuanto a Francia, ha mucho agua corrido bajo los puentes de París. El Gobierno francés anunció oficialmente el 2 de julio su respaldo al Plan Tremonti. El vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores de Francia emitió una declaración felicitando a la presidencia griega por la calidad de su trabajo, y expresando el beneplácito cordial de Francia por la presidencia italiana, a la que los franceses tienen la intención de "contribuir con todo su apoyo a la realización de sus objetivos".

Tras insistir en la necesidad de avanzar en la cuestión de la "conferencia intergubernamental", una especie de constitución europea que unirá más a todos los nuevos miembros, la declaración señala: "Pensamos que la presidencia insiste, correctamente, en el crecimiento económico y el empleo, y vemos como particularmente interesante la idea de un plan que alienta la infraestructura en grande". Esta declaración estuvo antecedida por el respaldo de Jacques Delors, el autor del plan original de 1991 en pro de las Redes Transeuropeas, y de Philip Maystadt, el presidente del Banco Europeo de Inversiones, mismo que se supone debe desempeñar el papel central en el Plan Tremonti.

La cuestión de la velocidad de los proyectos

Se espera que en Alemania prevalecerá la opinión de Lafontaine, y que los trabajos del el Plan Tremonti puedan proceder según lo programado. Se contemplaba discutir la versión actualizada del Plan Delors, una nueva lista de Redes Transeuropeas elaborada por el Comité Van Miert, en la reunión de los ministros de Económia y Finanzas de la UE programada para mediados de julio. El grupo Van Miert presentó sus conclusiones el 30 de junio, con una lista de 22 nuevos proyectos, además de los 14 iniciales del Plan Delors. De estos 22 nuevos proyectos, que incluyen algunos proyectos de investigación y planes de transporte espacial, así como infraestructura económica eurasiática, se propone que 18 de ellos se inicien antes del 2010.

Cuándo se dará inicio a los proyectos es un asunto totalmente de dinero, o sea es un cuestión política. En el marco del Pacto de Estabilidad, la fecha de 2010 es optimista; pero con el Plan Tremonti, se hace conservadora. Entre los nuevos proyectos sugeridos se incluye al proyecto satelital Galileo; mejorar las líneas ferroviarias existentes desde Sofía hasta Nuremburgo, desde París hasta Bratislava, y desde Gdansk hasta Brno; la eliminación de los cuellos de botella fluviales del eje Rin–Meno–Danubio y el sistema de canales; la construcción de un nuevo puente ferroviario que cruce el estrecho de Mesina a Sicilia; y de otro que cruce el estrecho de Fehmarn en Alemania.



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