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Noticias Internacionales El saqueo de Bagdad:
por Bonnie James
El pasado 10 de abril, cuando Bagdad cayó en manos de fuerzas militares estadounidenses, cuadrillas de saqueadores vaciaron el Museo Nacional de Iraq. Al cabo de dos días de pillaje, casi todos los 170.000 objetos del museo la mayor colección de antigüedades de Sumeria, Babilonia y Asiria en el mundo habían desaparecido o fueron destruidos: urnas antiquísimas, despedazadas; tablillas cuneiformes de 5.000 años de antigüedad, de los tiempos del rey Nabucodonosor, que se consideraban la primera forma de lenguaje escrito, robadas; estatuas decapitadas; etc. El 13 de abril, la Biblioteca Nacional de Iraq, sede de los archivos nacionales y de algunos de los libros más raros del mundo, así como la vecina Biblioteca Islámica, donde había miles de Coranes antiguos, incluido el ejemplar más viejo que se conocía, ardieron en llamas. Mientras tanto, efectivos militares estadounidenses protegían celosamente las instalaciones de gas y petróleo de Kirkuk, donde se halla casi un tercio del petróleo iraquí, y el Ministerio del Petróleo, en la capital. Otros ministerios, incluidos los de Comercio, Información, Planificación, Salud y Educación, quedaron completamente desprotegidos. Muchos observaron el paralelismo con otros momentos aciagos de la historia, tales como la quema de la Biblioteca de Alejandría, a manos de los romanos, unos 1.600 años atrás. "Es una catástrofe", dijo el profesor McGuire Gibson del Instituto Oriental de la Universidad de Chicago. "Es como una lobotomía. Se ha extirpado la memoria más profunda de toda una cultura, una cultura que ha sobrevivido miles de años. Ahí [había] 5.000 años de registros escritos; ni siquiera los materiales egipcios se remontan tan atrás. Es un crimen", dijo Gibson, según citas publicadas en Salon.com. ¿Entendieron mal los hombres de Rumsfeld cuando arqueólogos e historiadores de arte instaron al Pentágono y al Departamento de Estado a que tomaran todas las precauciones posibles para proteger los tesoros milenarios e invaluables alojados en los museos y bibliotecas de Iraq? Al fin y al cabo, sí hicieron un gran despliegue de fuerza para garantizar la protección de lo que consideraban que era el más valioso patrimonio nacional: el petróleo. Y es cierto que el petróleo se demora millones de años en formarse, mucho más tiempo que los meros 10.000 años de historia que se hicieron humo en abril, cuando los saqueadores muchos de ellos empleados por ladrones de arte organizados lograron en pocos días, en términos de genocidio cultural, más que la invasión mongol de 1258, un hecho histórico que algunos iraquíes ahora llaman la anterior "invasión bárbara". En Basora, bajo control de tropas británicas, saquearon e incendiaron la universidad. El decano Abdul Jabar al–Khalifa, contemplando las ruinas de su oficina, quería saber: "Díganme, ¿esto es libertad para Iraq, o libertad para los ladrones?"
'Guerra total contra el pasado'"En cierto sentido, es una guerra total contra el pasado", dijo el profesor John Russell del Colegio de Arte de Massachussetts. Mesopotamia, región comprendida entre los ríos Tigris y Éufrates al sur de las montañas del Asia menor, fue cuna de las primeras ciudades del mundo, del primer lenguaje escrito, y de algunas de las primeras expresiones del arte y la arquitectura. Hay decenas de miles de artefactos y sitios arqueológicos que ahora peligran o que ya han sido destruidos. "Lo que parece suceder en Iraq no tiene precedentes en ningún país del Oriente Medio en tiempos modernos", dijo Russell. "Están saqueando a granel sitios arqueológicos famosos y otros de los que no se sabe". El 13 de abril, la UNESCO, la Organización Económica, Científica y Cultural de la ONU, instó a los Estados Unidos y a Gran Bretaña a tomar medidas inmediatas para proteger lo que aún quedaba de las preciosas antigüedades de Iraq. Desde antes de la guerra, esa organización le había dado a Washington un mapa detallado de todos los museos y sitios arqueológicos. No obstante, los ladrones "saquearon o destruyeron 170.000 objetos de la antigüedad. . . por valor de miles de millones de dólares", dijo Nabhal Amin, subdirector del Museo Nacional de Antigüedades de Bagdad. Muchos arqueólogos y expertos en antigüedades han señalado que lo que se perdió, no sólo es la historia de Iraq, o de la región, sino la historia humana universal. Ciudades antiguas tales como Ur, donde nació Abraham, padre de las religiones judía, cristiana y musulmana; las fabulosas Babilonia, Nimrod y Nínive están en ruinas o amenazadas, y sus tesoros, muchos de los cuales estaban guardados en los museos de Iraq, han sido destruidos o están en riesgo de serlo. Aun antes de la guerra, doce años de sanciones económicas habían dejado a Iraq sin los fondos ni el personal necesarios para resguardar sus tesoros. A eso hay que añadir la permeabilidad de las fronteras, por las que saqueadores organizados lograron despojar a Iraq de incontables objetos históricos preciosos. Y, por último, bandas jacobinas de saqueadores, bajo la dirección de criminales organizados, completaron la destrucción de este legado histórico. Aunque en parte el saqueo fue posible por la falta de tropas suficientes, demasiado dispersas para hacer las veces de fuerza policial, la causa subyacente de esta tragedia son los gallinazos straussianos del gobierno estadounidense que dirigen la guerra, que están decididos a erradicar la historia y la cultura del mundo árabe, en un apocalíptico "choque de civilizaciones". "Nuestro legado está perdido", dijo Amin. "¿Por qué hicieron esto? ¿Por qué? Si hubiera habido cinco soldados estadounidenses a la puerta, todo hubiera estado bien", dijo Amin. "Se supone que están aquí para protegernos". Cuando lo cuestionaron los reporteros, el secretario de Defensa estadounidense Donald Rumsfeld caracterizó la destrucción y el saqueo generalizados como una fase de "desorden", agregando que en cualquier período de transición "pasan cosas". Pero otros funcionarios del gobierno de Bush lo tomaron con menos frescura. Martin E. Sullivan, presidente de la Comisión de Asesoría Presidencial sobre Propiedad Cultural, renunció, como lo hicieron otros dos integrantes de esa comisión, y declaró que "la tragedia era previsible y prevenible", sin embargo, "no se evitó por inacción de nuestra nación". La música de la historia. . . perdida |
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