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La idea de LaRouche de un NBW  es sensacional


El diputado Enéas Carneiro y Lyndon LaRouche en el Concejo Municipal de São Paulo en 2002.
“En la hora en que Brasil, como la potencia que es, que dispone y es de facto continental. . . dé
su grito de independencia, sería seguido instantáneamente. Y ahí sería mucho más fácil, hasta
la misma negociación por un Nuevo Bretton Woods, que es la idea de míster LaRouche”.

El doctor Enéas Carneiro, actual diputado federal en Brasil por el partido PRONA, le concedió la siguiente entrevista telefónica a Dennis Small, director general de Resumen ejecutivo de EIR, el 9 de febrero de 2004.

EIR: Doctor Enéas, ¿qué pasa hoy en Brasil?

Enéas: El Poder Ejecutivo tiene un control monolítico del Congreso. Esto quiere decir que todas las medidas que el gobierno, el Ejecutivo, quiere instrumentar, las consigue. Porque tiene la mayoría absoluta en el Congreso.

Así ocurrió con la reforma del seguro social, que profundizó más la crisis, queriendo retirar recursos de los retirados, de personas que ya contribuyeron la vida entera y que pasan ahora a seguir contribuyendo. Y tomando una serie de medidas que pretenden —o pretendían, porque ya fueron aprobadas— abultar las arcas.

En verdad, la reforma del seguro social no reformó cosa alguna: era lanzar a la población contra un número pequeño de personas, de funcionarios públicos, que tenían salarios generalmente muy altos. Usando eso, se hizo algo más grande, y les quitaron dinero y derechos adquiridos a los retirados. El tiempo de trabajo aumentó —el tiempo medio de contribución [al fisco]— y además de eso se impusieron impuestos a estos ingresos. Dicho de otra manera, la reforma del seguro social no reformó nada: apenas consiguió más recursos para el Tesoro, para que pudieran hacerse los pagos de intereses de la deuda pública. Los llamados intereses reales ya son los mayores del mundo; no los nominales, sino los intereses reales. Esa fue la primera reforma.

La segunda reforma, la reforma tributaria, fue peor todavía. Porque la reforma tributaria aumentó la carga impositiva. El balance general dio un aumento significativo de impuestos.

Si vemos el panorama de 2002 y el panorama de 2003 —hay una gráfica que yo hice— puede verse con claridad que la participación de los salarios en la renta nacional venía cayendo desde 1964, cuando ocurrió el golpe militar, cuando esa participación era del orden de 62,5% de la renta nacional. Esa participación al cerrar el 2002, cuando terminó el Gobierno de Fernando Henrique Cardoso, estaba en 36,2%. La caída fue sustancial en esos 38 años. Mas ahora, en el primer año de gobierno del señor Luiz Inácio Lula da Silva, la inclinación de la curva en descenso fue mayor, porque caímos de 36,2% a 31,5%. Es decir, caímos casi cinco puntos porcentuales en un año de gobierno.

¿Por qué? ¿Cómo se explica eso?

Porque viene aumentando la carga tributaria a los empresarios, y ellos restringen los aumentos salariales. El pastel es el mismo: si ellos pagan más impuestos, necesariamente disminuyen la masa salarial. Entonces el gobierno que ahora tenemos, por lo menos en ese aspecto, es peor que los anteriores.

Alguien razonará así: “Pero antes se hicieron privatizaciones. . .” Sí; pero no sabemos como hubiera sido este gobierno si lo hubiéramos tenido allá atrás. Podría haber sido hasta algo peor.

Entonces ese es el segundo panorama.

También, en lo que concierne a la reforma tributaria, se aumentaron impuestos prácticamente a todas las operaciones. Esto dio un ingreso gigantesco de más de 80 mil millones de reales, y eso con un solo aumento de 3% y fracción a 7%.

Con eso fueron privilegiados algunas megaempresas, grandes empresas, pero las empresas medianas y pequeñas, todas fueron perjudicadas, aumentando una vez más su carga tributaria.

Junto a eso, fue aprobado en el Congreso el estatuto de desarmamento. Se retiraron las armas, por decreto, de la población civil. Hoy, si a usted lo detienen y lo encuentran con una arma en la calle, usted comete un crimen sin [derecho a] fianza. Pero la persona marginal, el delincuente, las armas de esa gente no están registradas. Y a pesar de todo el esfuerzo que hizo un pequeño grupo de diputados que quisieron detener eso, el estatuto fue aprobado íntegro.

Entonces, nuestro panorama, desde el punto de vista de la acción parlamentaria, es muy triste, porque el Ejecutivo me quitó varios diputados. Yo tuve conmigo, como usted recuerda, cinco diputados, que entraron con mis votos; tuve 1.570.000 votos.

EIR: Sí, me acuerdo. La mayor votación por un diputado federal en la historia de Brasil.

Enéas: En la historia de Brasil. Y llevé conmigo a cinco diputados más. De esos cinco, cuatro se salieron de mi partido, jalados por el gobierno. No están en el partido del gobierno, el PT, pero están en otros partidos que forman parte de la base gobiernista. O sea, en lenguaje bien simple: se los jaló el Poder Ejecutivo.

EIR: Es evidente que hay cierto miedo por el mensaje que usted ha llevado al Congreso. A usted se le conoce en todo Brasil por la famosa frase que dijo durante su primera campaña presidencial: “Mi nombre es Enéas”. Pero hay otra frase suya que es casi igual de famosa, que la gente identifica con usted: “¡Ruptura, ya!” ¿Por qué dice usted que se necesita una ruptura con el sistema del Fondo Monetario Internacional?

Enéas: Yo he hablado —usted me ha escuchado hablar también, en diversas ocasiones— de que no veo salida en el modelo. Veamos los números oficiales del gobierno.

Por los números oficiales, para el gasto del 2003 hay un promedio de 12.500 millones de reales por mes, que da mas o menos 150 mil millones por año [en pago de intereses]. Eso es casi la mitad del presupuesto de la Unión. Eso es absurdo; es impensable. No queda dinero para nada; para escuelas públicas, hospitales. Entonces, no hay salida.

Y son intereses que no tienen fin. Después de pagar todos esos intereses, sólo hay que ver la deuda pública, que siguió creciendo en el Gobierno del señor Luiz Inácio Lula da Silva. Sólo la deuda mobiliara interna, que son los títulos en poder del mercado, que ellos llaman en poder del público, representaban 50 mil millones de reales cuando asumió Fernando Henrique Cardoso en 1994. Cuando Fernando Henrique salió en 2002, estaba en poco más de 700 mil millones.

En fin, los intereses se pagan, y la deuda aumenta, porque no es posible pagar todos los intereses, y una parte de éstos se transforma de nuevo en aumentos de la deuda.

EIR: Es lo que nosotros en EIR hemos llamado la “aritmética de los banqueros”: se paga más, y se debe más.

Enéas: Y se debe más. Ahora no hay salida en el horizonte. Estuve en una conferencia hoy, que no fue política, sino una conferencia de ciencia, de la universidad, sobre algunos pensamientos científicos. Pero cuando salí, conversé con los directores y los rectores. Fue una conversación política y de temas militares. Yo les mostré que no hay salida. La criminalidad está aumentando de manera brutal; el desempleo. . . vamos a ver eso, otro índice terrible.

El gobierno da como desempleo oficial el 12,3% de la población económicamente activa (PEA). Estas son las cifras actuales, que calculan la PEA en alrededor de 80 millones de personas, de una población total de 170 millones. El 12,3% de 80 da más o menos 10 millones de personas desempleadas. Es un número que asusta. Más aún, ese número es presentado con parsimonia. ¿Por qué? Porque no es verdadero. Si observa que la IBGE, que da las estadísticas oficiales de 12,3% cuando hace sus encuestas de campo, ellos sólo consideran como desempleada a una persona que buscó y no obtuvo empleo en los últimos 30 días. Pero muchas personas después de no procurar empleo, desisten. Entonces ellos no aparecen como desempleados.

EIR: Exacto. Es un truco estadístico que hacen en muchos países. Acá en los Estados Unidos también.

Enéas: ¿No es cierto? Entonces, con eso el desempleo se minimiza. El desempleo real —yo tengo un estudio serio y cuidadoso sobre eso— puedo probar que el desempleo real llega a 25% de la PEA. Eso quiere decir que una de cada cuatro personas de la PEA está desempleada. Es rara la familia, rara, donde no hay personas desempleadas; en la familia que se considera de clase media, media baja o pobre. Es una situación realmente penosa. Hay desesperación.

Y ahora, cuando los retirados, de aquí a pocos meses, empiecen a descontar 11% de lo que reciben —¡los retirados!—, empiecen a contribuir —del modo que el retirado ayuda a las personas jóvenes que están desempleadas en la familia; siempre ayudan—, ahí la cosa empeorará. A mi parecer, el gobierno comienza ahora a empeorar, a pesar de todos los discursos de optimismo de los gobernantes brasileños, discursos que no son diferentes de los otros países.

EIR: Sí, hay mucha preocupación detrás de las sonrisas, no sólo en Brasil, sino en muchas partes.

Doctor Enéas, a mediados del 2002 usted invitó a Brasil, a São Paulo, a Lyndon LaRouche, para que el Concejo Municipal de la ciudad lo hiciera ciudadano honorario de São Paulo, y para que hablara sobre sus soluciones y la propuesta de un Nuevo Bretton Woods, que también representa una ruptura con el FMI. ¿Qué piensa usted de esas ideas que LaRouche expuso y de las alternativas que tiene el mundo en este momento?

Enéas: La idea es excelente; la idea de que todos los países se sentasen en la mesa, liderados por algunos, como Rusia, y se llegase a una fórmula saludable, una fórmula de convivencia saludable, con una nueva moneda, con la quiebra del patrón dólar. Se puede decir que esta idea es una cosa muy bonita.

Ahora, en lo que concierne a la factibilidad de que se lleve a cabo, es ahí donde tengo dudas. Porque usted me dio elementos nuevos hoy (antes de la entrevista—ndr.), cuando me dijo que los banqueros, los individuos de alto nivel de las finanzas, empiezan a admitir que la crisis ya está ahí, pero no aceptan la solución del señor LaRouche. ¿No es verdad? Aceptan el diagnóstico, pero no la terapia. ¿No es lo que usted me dijo ahora?

EIR: Sí, correcto; eso es lo que ellos piensan ahora.

Enéas: Entonces, mi tesis es que el diagnóstico ya casi es innegable. Mas ellos no quieren perder. En el momento en que se caminara hacia un nuevo sistema, que pusiera en pie la economía internacional y permitiera que los países que tienen gran potencial de trabajo, una gran masa trabajadora, como el nuestro y otros, pudiesen participar en igualdad de condiciones, en la medida en que eso se aceptara, sería una belleza. Tengo dudas de que eso vendrá a aceptarse. Por eso es que yo presento la ruptura, no sólo con el Fondo Monetario, sino también con el Banco Mundial. Vea que el Banco Mundial en los últimos cinco años, por cada dólar que colocó aquí adentro, recibió de vuelta 1,4 dólares. ¿Qué interés tenemos en esa “ayuda” de esas organizaciones, a las que debemos tanto? La verdad es que ellos no dan ayuda alguna.

Entonces, por eso propuse la ruptura; fue por eso. Tendremos un período de dificultades, un período en que no tendríamos, tal vez, cómo importar los “chips” de computadora, pero tenemos nuestro propio cuarzo. Sería un período de dificultad, pero tendríamos una luz al frente, en el horizonte.

La idea de míster LaRouche es sensacional. Yo no sé si es factible. Usted conoce mejor el escenario internacional que yo. No sé. Veo cómo, desde el punto de vista teórico, es lo mejor, lo que debe hacerse.

EIR: Afortunadamente hay gente en varios países que entienden que esa es la única solución, y reconocen lo que usted también dice: que hay dificultades cuando hay ruptura con el FMI, pero si no hay ruptura, la situación es todavía peor. En el caso de Argentina, por ejemplo, si ellos rompen con el FMI, puede haber un embargo de algunos bienes argentinos en el exterior; pero si no rompen con el FMI, todo el país quedará embargado.

Enéas: Entonces, en una frase popular: “Si te quedas, el bicho te come; si corres, el bicho de muerde”. Estamos en una situación donde el sujeto va a ser asesinado. Tiene que escoger: con una bala, o con dos balas.

Porque la situación es penosa. Cada año que pasa, cada mes que pasa, empeora. Vea los niveles de criminalidad; vea la inseguridad general con que se vive en nuestro país. No sé cómo es con ustedes allá en los Estados Unidos; pero aquí está terrible. Cuando la gente sale a la calle, la gente se pregunta si regresará viva. Porque es como si ya estuviésemos en guerra civil. Todo eso no es presentado por los medios de comunicación, que sólo muestran que todo está muy bien, que el país está creciendo.

EIR: ¿Cuál es su opinión sobre las últimas declaraciones del economista y diputado ruso Serguei Glaziev, donde él habla de la necesidad de establecer una nueva arquitectura financiera mundial.

Enéas: Es extremadamente agradable oír eso de un hombre que es un diputado electo, un representante legítimo de la población rusa y que, según me dijo, será candidato a la presidencia en Rusia.

El modelo contra el monitoreo del sistema financiero internacional por parte del FMI es, a mi modo de ver, un modelo que debería adoptarse. Entonces, veo con mucha alegría la declaración de él. Me gustaría, algún día, poder conversar con él, porque avecinándose, como se avecina, el momento del crac, que será mucho peor de lo que pasó en 1929, mucho peor, se avecina también el momento en que esas voces tendrán eco. Entonces, me gustó mucho. En mi opinión, concuerdo plenamente con él: una nueva arquitectura financiera es el camino.

El problema es, y se impone ante nosotros, ¿cómo llegar a esa arquitectura? ¿Cómo? ¿De qué poder de facto disponemos para poder imponerle eso a Wall Street y a la City de Londres? ¿Qué poder de facto?

Yo tuve esa votación gigantesca, una votación aplastante. Mas, ¿qué es lo que puedo hacer en el Congreso, una vez que mis diputados fueron jalados por el Poder Ejecutivo, en vista de lo que ocurrió con los que llevé al Congreso con mis votos? Entonces, es complicado. Yo no sé la respuesta. Sé que soy un soldado listo para la lucha, pero no sé qué hacer. Sé lo que haría si llegase a la presidencia.

EIR: Por eso mismo LaRouche es candidato presidencial en los Estados Unidos. El hecho es que soluciones diferentes a las que él propone no funcionan, y en cierto momento esa realidad se impone.

Yo le quería preguntar, en este contexto internacional de una crisis tan grave y de una creciente oposición al sistema actual, ¿cuál debe ser el papel de Brasil en la política internacional? ¿Cuáles serían sus aliados estratégicos? ¿Qué se puede hacer con otros países, incluidos los Estados Unidos?

Enéas: Yo creo en la búsqueda de la sintonía de ideas. ¿Quién piensa como nosotros, que ya consiguió llegar al mismo diagnóstico? Cuando digo diagnóstico, estamos pensando de esa forma. Porque el Presidente de la República Brasileña no piensa así. El señor Lula piensa que todo está bien; distribuye algo a la base, como en el programa Hambre Cero, y piensa que así está resolviendo los problemas. Pero mientras, él está demarcando tierras indígenas, creando cada vez más condiciones de conflicto.

Yo pienso, por ejemplo, que el contacto con Rusia es fundamental; el contacto con China (que no conozco hasta la fecha); con la Malasia de Mahathir. Es decir, la unión de esas personas en torno a una idea común puede —quiero creer— en un cierto instante permitir que se desate algún tipo de movimiento internacional que pueda tener eco. No estoy diciendo que tendrá eco.

En verdad, cuando míster Bush invadió Iraq, yo, desde la tribuna del Congreso, di un discurso pidiéndole al presidente Lula que aprovechara aquella oportunidad para presentar a míster Bush condiciones nuevas, que no firmara el acuerdo [con el FMI], la carta de intenciones que ya firmó. Entonces, aproveché el momento para darle un recado. Pero él cerró los oídos.

No pienso que el contacto es del Presidente aquí con otros presidentes. . . porque el Presidente de aquí está alineado con todo eso que está ahí. Nos parece a nosotros que él es una marioneta, que él sigue lo que le dice el ministro jefe de la Casa Civil, José Dirceu. Parece que el que controla es Dirceu; parece. No tengo más elementos.

En fin, pienso que ese movimiento de unión puede tener algún fruto; la unión con Rusia, quién sabe si con algunas fuerzas que hasta existen en los Estados Unidos. Ustedes están ahí; quiero creer que no están solitos. Solitos, ustedes no podrían tener ese movimiento. Algunos grupos han podido llegar a acuerdos en el mundo.

Y tal vez ese trabajo nuestro sea un trabajo de resistencia, como fue la resistencia de Charles de Gaulle contra la ocupación nazi. Es una visión, quizás, no tan abarcadora como debiera y tuviera que ser.

Comprenda. Yo estoy en mi país; no tengo penetración internacional. Aquí, mi esperanza, le voy a decir de antemano, es que algún partido que esté en la oposición, por algún interés propio, tal vez ni pensando en profundidad en la cuestión, me quiera poner a mí como candidato a la presidencia de la república, dándome aquello que necesito. Y ese partido podrá querer alguna cosa, algún trueque de poder. Estoy dispuesto a negociar; ya conversé con líderes. Estoy dispuesto a negociar, si tuviera que hacerlo.

En el momento que Brasil pateara el tablero, sería seguido por un número enorme de países. Pero es necesario que Brasil dé su grito de independencia. En la hora en que Brasil, como la potencia que es, que dispone y es de facto continental y con todas las características que usted conoce, que nos hacen una nación riquísima, de riqueza natural, en el momento en que Brasil dé su grito de independencia, sería seguido instantáneamente. Y ahí sería mucho más fácil, hasta la misma negociación por un Nuevo Bretton Woods, que es la idea de míster LaRouche.

Es necesario que alguien salga al frente. Porque nosotros somos un movimiento que no hemos estado en el poder. Está bien, soy diputado federal. Pero no detento el poder. Un poder de un diputado electo es pequeño. Claro, yo hago discursos en la tribuna y los órganos de comunicación no los divulgan. Todos se cierran.

Pero ahora, llegando a la presidencia de la república, es diferente.

EIR: El señor LaRouche está construyendo un movimiento de jóvenes, de la juventud, que está causando una explosión política y científica en el país y el mundo. Él ha basado este movimiento en el documento de Gauss de 1799, sobre El teorema fundamental del álgebra.

Yo me acuerdo que usted dio un discurso en el Concejo Municipal de São Paulo en 2002, sorprendido de cómo LaRouche hablaba de la catenaria.

Enéas: ¡Es verdad!

EIR: Y ahora está construyendo un movimiento entero de jóvenes en base a la búsqueda de la verdad científica, que busca cambiar el mundo en torno a eso. ¿Qué piensa usted filosóficamente sobre esta cuestión del papel de la juventud, y la verdad en la actividad política?

Enéas: Soy entusiasta de eso, entusiasta. Tengo algunas dificultades, por ahora, para poner eso en práctica; dificultades de orden financiero, y otros órdenes. Pero estoy plenamente de acuerdo. Porque los jóvenes. . . Claro, estamos hablando de los jóvenes que tuvieron acceso a la educación, que tienen condiciones de entender ese mensaje, no podemos hablar de nuestras juventudes que tristemente todavía están patinando en el nivel primario o preprimario de instrucción. Usted sabe que la educación en Brasil está en una condición terrible, terrible, terrible.

Pero yo concuerdo plenamente. Más adelante debo participar en un proceso semejante a eso. Una vez que las cabezas pensantes mueven multitudes. . . porque las masas nunca hicieron una revolución; siempre fueron lideradas. Y ese conjunto de jóvenes, quiero creer que de ese conjunto emergerán cabezas. Concuerdo plenamente con las ideas y los artículos escritos y las revistas que ustedes me han enviado.

Todavía no puedo hacer eso; me faltan recursos. Pero más adelante lo voy a hacer.



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