por William F.
Wertz, Jr.
Con
esta introducción iniciamos una nueva serie sobre el sinarquismo en
México, sus raíces nazis, y sus repercusiones para el mundo hoy,
la cual iremos publicando por entregas.
Cuando en
julio del 2003 los creadores del Movimiento de Solidaridad Iberoamericana
(MSIA), el cual fue fundado en 1992 como un caballo de Troya dentro de la
organización de Lyndon LaRouche, renunciaron a su asociación con
éste por sus discrepancias en cuanto al sinarquismo, LaRouche
advirtió que sus controladores, quienes están centrados en torno
al principal franquista español Blas Piñar, representan una
amenaza terrorista hispana contra los Estados Unidos que le sigue el juego a los
círculos sinarquistas del vicepresidente estadounidense Dick Cheney. El
hecho de que Samuel Huntington —quien propaló la especie del choque
de civilizaciones, la cual ha sido el principio rector de la guerra de Cheney
contra Iraq— escribiera su libro Who Are We? (¿Quiénes
somos?) incitando a un choque entre lo que el describe como la cultura
“angloprotestante” de los Estados Unidos y la hispanización
más que nada mexicana del sureste estadounidense, acentúa el
peligro de sufrir otro 11 de septiembre, ahora con un rostro hispano. El bombazo
del 11 de marzo contra los trenes de Madrid, y la advertencia que hizo el ahora
ex primer ministro español José María Aznar de que de
seguro habría un atentado terrorista en los EU antes de las elecciones,
apuntan al peligro que LaRouche identificó el año pasado, de
sufrir un ataque terrorista con rostro hispano al estilo del incendio nazi del
Reichstag alemán, como parte de un esfuerzo desesperado por mantener en
el poder a los asediados neoconservadores con eje en Cheney.
Este
artículo tiene como propósito documentar el precedente de
semejante peligro en la historia de la Unión Nacional Sinarquista (UNS)
de México, una organización creada por los nazis en 1937 que
operó a través de la Falange Española en conjunto con los
japoneses. Aunque hoy es mucho más pequeña comparada con lo que
era entonces, esta agrupación sigue organizando de manera activa en
México y en los EU. Es más, a pesar de que en un principio los
nazis la crearon como una quinta columna en México dirigida contra los
EU, tras el ataque a Pearl Harbor y después de la derrota nazi en
Stalingrado, la UNS fue tomada por la misma facción angloamericana
imperialista contraria a Franklin D. Roosevelt que hoy está detrás
de Dick Cheney y de sus aliados en el Comité Nacional Demócrata
estadounidense. Ésta es la misma facción asociada con los hermanos
Dulles que, luego de la Segunda Guerra Mundial, protegió al aparato nazi,
con el que habían trabajado antes de la guerra y, en algunos casos,
durante la misma.
En vista
de la derrota de los nazis, de los fascistas italianos y del Japón
imperial aliado al Eje, los sinarquistas mexicanos y sus apologistas mintieron
sobre sus conexiones con las potencias del Eje tratando de presentarse como un
movimiento cristiano militante basado en la doctrina social de la Iglesia
católica, a la que han distorsionado a tal grado, que sigue
identificándosele con la Falange fascista de la España de
Francisco Franco, y con los legionarios rumanos de Cornelio Codreanu.
La tesis
del ampuloso libro de Huntington no es sino propaganda nazi recalentada.
Huntington dice que la migración mexicana al suroeste de los EU
representa, de hecho, la reconquista, la reconquista del territorio
arrebatado militarmente a México en los 1840, y que la cultura hispana
católica mexicana tiene un choque fundamental con la cultura protestante
angloamericana, misma que, alega, es la base de la identidad nacional de los EU.
Como veremos, ésta es precisamente la ideología de la
hispanidad desarrollada por los nazis en el Instituto Iberoamericano de
Berlín al mando del general Wilhelm von Faupel, para sabotear la
política del Buen Vecino de Roosevelt, y para crear una ruptura entre
Iberoamérica y los EU en el período que llevó al estallido
de la Segunda Guerra Mundial.
La
propaganda nazi y japonesa que la UNS circuló entonces también
sugería que una victoria del Eje contra los EU llevaría a los
mexicanos a recuperar el suroeste estadounidense. Por ejemplo, un documento
desclasificado de la inteligencia estadounidense del 31 de octubre de 1941 dice:
“A los mexicanos les están diciendo que su país, bajo el
sinarquismo, será la gran nación del Hemisferio Norte. Los EU
están perdidos, alegan los organizadores, y a sus miembros les dicen que
tan pronto los EU entren a la guerra, el antagonismo aislacionista los
quebrará, y México, bajo el dominio de la Unión,
tomará poder de vastas regiones de los EU, tales como la costa del
Pacífico, el suroeste y el centro sur”. La UNS organizó
“células” por todo California, Arizona, Nuevo México,
Texas, Colorado, Indiana e incluso Chicago durante los 1930 y 1940.
En Who
Are We?, Huntington impulsa la misma idea urdida por los nazis y propagada
por los sinarquistas anunciando que la hora de la reconquista ha llegado.
Aunque dice que la reintegración de territorio estadounidense a
México parece improbable, informa de la predicción de cierto
profesor de que los territorios del suroeste de los EU y los del norte de
México habrán de fusionarse para formar un nuevo país:
“la República del Norte”.
Alimentando
el escenario de Huntington, Marivilia Carrasco, la patética dirigente
nominal del MSIA, alega que a su organización la difaman al tildarla de
sinarquista; no obstante, en un boletín de prensa reciente el MSIA ataca
el panamericanismo y a los EU por ser una nación anglosajona protestante
imperialista, que es la misma línea propagandística desarrollada
por el Instituto Iberoamericano nazi de Berlín para la propagación
de la UNS y de otros frentes nazi–falangistas por toda
Iberoamérica.
Al darse
uno cuenta de que la UNS y Acción Nacional —que luego devino en el
Partido Acción Nacional (PAN) del actual presidente mexicano Vicente
Fox— eran grupos interrelacionados contrarios al movimiento que
logró independizar a México de España en 1810, y que
estaban decididos a darle marcha atrás a la Revolución Mexicana
republicana de 1910 y a su Constitución de 1917, entonces el hecho de que
el PAN controle ahora la Presidencia de México; de que Carlos Abascal
Carranza, hijo del jefe más militante de la UNS en 1940, Salvador
Abascal, sea el actual secretario del Trabajo; y de que su otro hijo, Salvador
Abascal Carranza, sea congresista del PAN en la Ciudad de México, debe
dejarle a uno claro que las fuerzas que controlaban a la UNS y al PAN desde el
principio son las que ahora están en el poder. En términos
históricos, la relación entre la UNS y el PAN la refleja el
comentario de un dirigente de la UNS citado en un documento ahora desclasificado
que la inteligencia de la Marina estadounidense redactó el 31 de octubre
de 1941 en la Ciudad de México, al efecto de que ellos serán los
soldados de la batalla venidera, y que Acción Nacional proveerá
los oficiales para la misma.
En 1955
la Base, la organización secreta que controlaba a la UNS y al PAN, fue
reconstituida como la Organización Nacional del Yunque (ONY). Hoy existen
dos facciones de la UNS, resultado de una división ocurrida en 1945. El
jefe de la facción controlada por el Yunque, Clemente Gutiérrez
Pérez, admitió en una entrevista que concedió al diario
español FalangeHoy el 27 de junio del 2002, que ellos trabajan muy
de cerca con grupos radicales de mexicanos de todos los EU y con un grupo de
exiliados cubanos de Florida, además de la Falange y Fuerza Nueva de
España, Patria Argentina, y Tercera Posición Internacional de
Inglaterra. Fuerza Nueva es el partido fascista de Blas Piñar. Tercera
Posición Internacional es la organización de Roberto Fiore en
Londres, a quien expulsaron de Italia luego de los bombazos del 2 de agosto de
1980 contra la estación ferroviaria de Bolonia. De entonces acá,
Fiore fundó una nueva organización en Italia dirigida desde
Londres, llamada Forza Nuova, la cual está conectada con la Fuerza Nueva
de Piñar.[1]
Aunque la
UNS misma pudiera o no ser desplegada para efectuar un atentado terrorista, ha
de reconocerse que en su historia, a pesar de su decisión táctica
de actuar sin violencia, recibió entrenamiento militar, y ha estado
implicada en varios golpes de Estado e intentos de asesinato en
México.
Es
más, otro informe desclasificado de la inteligencia estadounidense del 31
de octubre de 1941 afirma: “Con el apoyo de los alemanes a modo de
ímpetu, la Unión avanza con rapidez. En 1938 organizó un
grupo militar secreto en su seno, para adiestrar miembros y enseñarles a
usar armas al estilo militar nazi. Hoy es un grupo muy poderoso, pero no puede
establecerse a ciencia cierta cuán bien armados están sus
miembros. Estos miembros afirman tener 150.000 rifles y entre 2.000 y 3.000
ametralladoras. Uno de los factores más peligrosos es que hay informes
fidedignos de que al interior del propio Ejército mexicano existen varios
de estos grupos militares de la Unión.
“El
programa inmediato comprende planes de sabotaje en México y los
EU. . . El verdadero peligro en este momento radica en las unidades
militares de la Unión. Estas unidades tienen ‘clubes de caza’
y clubes de marcha. Salen a hacer caminatas intensas a campo traviesa bajo la
supervisión de personas con experiencia militar.
“La
Unión, como lo ordena la Falange, quiere usar a México como el
centro más cercano de espionaje contra los EU. Quiere organizar
células eficaces con el motivo expreso de realizar sabotaje contra
México y los EU. Quiere erigir a México como un centro de
amunicionamiento para desatar revueltas totalitarias siempre que los EU se
involucren en una guerra. Todo el tiempo busca irritar a los EU y provocar
problemas de forma clandestina, en un esfuerzo por centrar la atención de
los EU en Sudamérica en general, y en México en particular,
distrayéndolos de Gran Bretaña y Rusia. Quiere causar disturbios
en México a fin de que haya medidas restrictivas que pueda explotar en su
beneficio entre las masas”.
En este
informe, que continuará en próximas entregas, rastrearemos los
orígenes y la evolución de este complot fascista contra las
Américas.
[1] Ver
“La estrategia de tensión: el caso de Italia” de Claudio
Celani, en Resumen ejecutivo de la 1a quincena de mayo de 2004 (vol. XXI,
núm. 9).