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Helga Zepp-LaRouche

Nueva perspectiva para el diálogo de las culturas


El discurso de la señora Helga Zepp-LaRouche en el seminario en honor de Pobisk Kuznetsov

Moscú, Rusia, el 15 de diciembre de 2001

Damas y caballeros: Estoy muy contenta de hablarles hoy en honor y memoria de Pobisk Kuznetsov.

Como saben, su vida estuvo dedicada a la idea de la educación y a cómo encender la chispa creadora en sus discípulos para que realizaran plenamente su potencial humano. Por eso, es en este espíritu que les hablo hoy sobre la tremenda urgencia de un diálogo de las culturas, que también se refiere a este tipo de educación. Por ello, quiero sugerirles una perspectiva completamente nueva y lo quiero hacer a través de los ojos de uno de mis filósofos favoritos, uno de los filósofos preferidos de Rusia —alguien a quien también amó Pobisk—, es decir Kuzanski (el cardenal Nikolaus von Kues, Nicolaus Cusanus o Nicolás de Cusa, 1401–1464).

Después de los ataques del 11 [de septiembre] y después de los bombardeos a Afganistán y la terrible intensificación de los ataques de Sharon contra los palestinos, todo el mundo puede ver que corremos el riesgo de un choque de civilizaciones. Sobre todo porque el malvado de Samuel Huntington no sólo lo advierte en sus escritos sobre El choque de civilizaciones, sino que de hecho lo escribió como guión, el que se escenifica en este momento, con la amenaza inmediata de una guerra religiosa, no sólo en el Oriente Medio, sino en todo el mundo; una guerra que una vez que esté completamente desencadenada pudiere durar muchísimo tiempo.

Después de la caída de Constantinopla, en 1453 —que fue una especie de "choque de civilizaciones"—, Nicolás de Cusa escribió un hermoso diálogo socrático sobre la paz y la religión. En este diálogo, 17 representantes de diferentes religiones y naciones van ante Dios y dicen: "Nos peleamos y nos matamos unos a otros, y todos dizque lo hacemos en Tu Nombre. Eso no puede ser lo que Tú deseas. ¿No puedes ayudarnos?" Y Dios dice: "Les hablaré ahora, no como respresentantes de sus religiones, sino como sabios y filósofos, pues como filósofos son capaces de comprender que sólo hay una verdad cognocible y un sólo Dios".

Y los representantes dicen: "Sí, podemos verlo; pero, entonces, ¿por qué nos matamos unos a otros?" Y Dios dice: "Yerran confundiendo la palabra de Dios con la de los profetas."

Dicen entonces: "Sí, también podemos ver eso. Pero esta pelea continúa." Y Dios les dice: "También cometen otro error: confunden la verdad, que es una sola, con las tradiciones, que son diferentes."

Así que los sabios dicen: "Sí, entendemos eso. ¿Pero, acaso dices que debemos tener una nueva religión, cuando todos nuestros pueblos derraman tanta sangre por sus viejas religiones? Eso no va a funcionar." Y Dios dice: "No, no estoy sugiriendo una nueva religión. Hablo de la religión que existía antes de la diferenciación. La Una antes de las Muchas. Y la Una tiene una calidad superior y es de diferente magnitud que las Muchas."

Los sabios aceptan eso y Dios les pide que vayan a sus respectivos países y eduquen a sus pueblos en este espíritu.

Kuznetsov estaba convencido que Kuzanski [Cusa] adquirió algunas de sus ideas de su estancia en el Oriente, donde encontro algunas de esas ideas. Y dado que realmente estoy esforzándome en encontrar las bases para el diálogo entre todas las culturas del mundo, y dado que acabo de regresar de un viaje a la India, repasé el hinduísmo en busca de ideas como las de Cusa. Y me alegró encontrar muchas de estas ideas. Por ejemplo, tenemos esta máxima famosa del Rig Veda: "La verdad es Una y los sabios solamente le dan diferentes nombres."

¿Cuál es el principio universal?

En el hinduísmo tenemos el Sanathana-Dharma, que es la religión eterna. Y Mohandas K. Gandhi de hecho se concebía a sí mismo como un hindú sanathana. La verdad divina, en el hinduísmo, no le da preferencia a un idioma, a una nacionalidad o a una cultura, sino que dice que la verdad divina refulge de modo diferente en las diversas almas. Sólo si uno hace del color de sus lentes la verdad, entonces sólo ve el color de los lentes, y el objeto tendrá el color de los lentes por los que uno lo mira. Si no, uno debe de estar dispuesto a ver el rico colorido deseado por Dios.

Según el hinduísmo, está bien creer que uno está en lo correcto; pero insistir en que el otro está equivocado, el hinduísmo lo considera arrogancia y hasta blasfemia.

Entonces, ¿cuál es este principio universal que podemos encontrar en todas las culturas, en todas las religiones y en todas las civilizaciones? Es la imagen del hombre —el hombre a imagen del Creador, o como dice Cusa, el hombre "a imagen viva de Dios". También en el hinduísmo hay la idea de que el alma humana toma parte del alma divina.

Pero, ¿cuál es esta imagen viva? Es el poder cognoscitivo. Lo que hace al hombre semejante a Dios es su capacidad de hipotetizar.

Y para Cusa, el hombre es capaz de autoperfeccionarse sin límites, de hacer una y otra vez hipótesis científicas que conducen al progreso científico y técnico. Cuando aplicamos este progreso científico y técnico a la produccción, nos lleva a un aumento en la productividad. Por eso su efecto es mejorar las condiciones de vida, aumentar la longevidad y aumentar la densidad relativa potencial de población de la Tierra.

Este es un concepto muy importante que Pobisk Kuznetsov reconoció, porque tocaba la esencia de su propio método. Y dado que éste es un concepto desarrollado por LaRouche, [Kuznetsov] le llamó a la unidad con la que se mide el aumento de la densidad relativa potencial de población el "la", que viene de "LaRouche." Quiero encarecidamente pedirles a todos ustedes que estudien eso, porque en la discusión anterior, la idea de la medicición —¿cómo se mide eficazmente la ley del univers?— estaba muy en el centro de la discusión. Y creo que LaRouche ha dado algo que la ciencia no ha valorado todavía por completo; porque es, de hecho, por primera vez en la historia, una forma de definir científica y no sólo moralmente, si algo es bueno o malo.

Ahora, cuando este poder cognoscitivo es eficaz, tenemos progreso de la historia universal. Cuando buscamos a través de la historia los períodos en que éste ha ocurrido, y lo vemos desde el punto de vista de Federico Schiller, es decir, tomando la totalidad de la historia humana como historia universal, nos damos cuenta que no es una propiedad exclusiva de una cultura, sino que este desarrollo humano brincó de una cultura a la siguiente. Quiero darles un esbozo para que vean el método que aplico aquí.

Hay cuatro cunas de la humanidad: India, China, Mesopotamia y Egipto. En India, tenemos la tradición védica y los Upanishad; en China, tenemos a Confucio, Mencio, Chu Hsi; Egipto es muy importante porque fue la cuna de la civilización europea y tuvo muchos períodos de auge. En el llamado Imperio Antiguo, que echó las bases (sobre todo en la Tercera Dinastía, de 2660–2590 aC), existió el primer genio universal del tipo de Leonardo da Vinci. Su nombre era Djoser, y fue, junto con Snofru, el arquitecto de las grandes pirámides. Luego hubo otros período de auge en las Dinastías Cuarta, Duodécima y Décimonovena, en especial esta última, con Sethos y Ramsés II.

Ramsés II vivió de 1290–1224 aC y, como pueden ver, esta máscara de oro es de belleza extraordinaria; la idea del hombre bello se expresa aquí. Cuando se mostró esta fotografía por primera vez en el Museo Británico en 1817, fue una sensación mundial por su extraordinarioa belleza y porque fue creada hace tanto tiempo.

Esta es la cabeza de Nefertiti, que vivió hacia 1340 aC, la cual pueden ver en Berlín en el Museo Egpcio. De nuevo tenemos una belleza increíble, que sólo puede ser el reflejo de la belleza del alma del artista que la creó.

El siguiente período de auge de la historia de Egipto fue la Vigésimosexta Dinastía, y especialmente después de que Alejandro el Magno conquistara Egipto y creara Alejandría, que se convirtió en el centro de la educación greco-egipcia. Había una famosa biblioteca en Alejandría donde estudió un gran número de pensadores famosos. Uno de ellos fue Eratóstenes, el primero en medir la circunferencia de la Tierra. Muchos sabios griegos estudiaron en Egipto, lo que echó las bases para los griegos clásicos. Entre ellos estuvo Solón, el primer filósofo estadista, que estudió varias veces en Egipto. Schiller dijo de Solón que fue el que definió el progreso como la meta de la humanidad.

Más tarde, Agustín y Abelardo dijeron que el hecho de que los griegos antiguos, en especial Platón, pudieron reconocer la verdad que sólo reveló más tarde el cristianismo, prueba que no hay contradicción entre la fe y el conocimiento.

El cristianismo obviamente echó las bases decisivas de la civilización europea. Pero la idea de que todos los hombres están hechos a imagen de Dios no se hizo realidad políticamente porque el Imperio Romano era un imperio. Y, como todos los imperios, dependía de que la oligarquía pudiera gobernar a multitudes atrasadas, esclavizadas. Naturalmente, como todos los imperios, el Imperio Romano tenía que caer, y ello condujo a una era de tinieblas en Europa.

Al mismo tiempo [que esta era de tinieblas en Europa], India vivía el período Gupta, que fue un período de auge cultural, y la gente de Europa ni siquiera lo sabía, dado que los viajes y las comunicaciones eran un poquito lentas en esos tiempos. Pero en India se crearon hermosos dramas y poemas y este espíritu elevado también llegó a China. Nuevas excavaciones han encontrado 320 esculturas budistas en el Templo de Hsing Tsu; y allí podemos ver de nuevo la belleza extraordinaria de la expresión facial, que comunica algo sublime.

Dónde se une lo mejor de todas las culturas

Mientras Europa estaba todavía en una era de tinieblas, Harún al-Rashid y la dinastía abásida organizaron un renacimiento juntando todo el conocimiento de Egipto, de España, de Italia, de Grecia, y pesando en oro todos los descubrimientos que llevaban los emisarios, y de eso surgió un nuevo renacimiento. En ese momento, Bagdad era el centro de la cultura mundial. En 766 dC, 100.000 arquitectos, artesanos y albañiles completaron Bagdad, que era lo máximo en el mundo conocido en ese momento. Fue sólo a través del contacto entre el califato de Bagdad y Carlomagno que la civilización europea salió del cieno.

El mismo contacto ocurrió, de nuevo, entre Federico II y los árabes; y luego la idea del diálogo de las culturas fue promovida en especial por Raymundus Lullus [Raimundo Lulio] en el siglo 13. Lessing, en su famoso Nathan The Wise, destaca que la verdad no está en las palabras de una religión, sino en la prueba de las obras y en el hallazgo de la verdad por parte de la persona religiosa.

Un ejemplo excelente de intercambio cultural es el trabajo misionero del jesuíta Matteo Ricci, nacido en 1572, quien fue a China y se ganó la confianza del emperador y de los mandarines, por un lado, llevando la cultura y la ciencia europeas, y por el otro, dejando claro que las diferencias en los ritos religiosos no son tan importantes como la idea común de la verdad cognoscible.

Retrocediendo un paso: En el siglo 14, Europa sufrió otra vez una era oscura, resultado del desmoronamiento del sistema oligárquico que había llevado la usura al extremo. Pero, de esto, un número de personas al principio reducido creó el hermoso Renacimiento Italiano, básicamente reviviendo los escritos griegos clásicos, que se llevaron al Concilio de Florencia.

Un nuevo Renacimiento

Les podría dar muchos más ejemplos, pero nada más quiero poner de relieve notar el método. A saber, que en cada cultura siempre escogemos los períodos en los que estos principios universales sí impulsaron el progreso de la humanidad a un nivel más elevado. Podría mencionar la Dinastía Ming, la cultura árabe andaluz, los clásicos alemanes. En el siglo 19, los descubrimentos de Guillermo de Humboldt de que el sánscrito es el más avanzado de todos los idiomas. Pero debemos ver cómo las diferentes culturas se influyen entre sí por largos períodos, y cómo se enriquecen entre sí, y, por consiguiente, se hace más claro que ese diálogo de las culturas, que resalta las mejores tradiciones de cada una desde la perspectiva de la historia universal, es el único camino a la paz.

Así que, si uno no sólo revive lo mejor de su propia cultura, sino que además ama y estudia la otra, uno puede empezar a amar esa otra.

El conflicto es únicamente el resultado del oligarquismo, que manipula las diferencias. Si triunfa, este diálogo cultural nos llevará a un nuevo renacimiento mundial. Estoy convencida que van a poder estudiar las fotografías de los oligarcas de hoy día, petrificadas, como si estuvieran en el Museo de Vernadsky, en el Museo Geológico Estatal, entra las reliquias de plantas y animales que vivieron hace millones de años, petrificadas.

Diálogo de niños y estudiantes

Ahora, yo quisiera organizar en este espíritu un diálogo entre los niños y estudiantes del mundo. Si los pequeños empiezan a verse entre sí con estos ojos, las raíces del chovinismo y el odio se desvanecerán. Si los niños y los jóvenes no sólo aprenden otros idiomas desde temprana edad, los cuales adquieren igual que su lengua materna, sino que aprenden, además, historia universal —lo que se puede hacer como en juego—, estoy segura que alcanzaremos una nueva era en la civilización humana.

Kuzanski dijo que la única razón de que la gente se comunique es que cada cultura tiene científicos, poetas, compositores, gente que tiene una lengua universal para hablar entre sí.

Por eso, quiero invitarlos a facilitar ese diálogo de niños y jóvenes, porque la vida de los jóvenes se decide completamente por el que encuentren o no a alguien que les despierte a tiempo en el alma la chispa de la creatividad. Así que, si ustedes ayudan a que tenga éxito este proyecto estoy absolutamente segura de que esa terrible crisis de la civilización se convertirá en una gran oportunidad de superar esta enfermedad infantil de la humanidad —el oligarquismo— para siempre.

Y con ello harán con su parte para hacer inmortal a Pobisk Kuznetsov.

Muchas gracias.

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