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"La cuestión crucial de esta crisis"

por Lyndon H. LaRouche, Jr.

Noviembre de 2012

Lyndon LaRouche envió el siguiente mensaje grabado en un video a la conferencia del Instituto Schiller el sábado 24 en Floersheim, Alemania.



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(Aquí puede ver las conferencias que se han traducido al español. Vea el programa completo en inglés aquí.)

Transcripción:

Mi tema es "La cuestión crucial de esta crisis", y procedo a continuación:

El conjunto de naciones transatlánticas, y más allá, se encuentra actualmente en las garras de la crisis más inmediata y amenazante de la historia moderna. Hay tres cuestiones económicas de calidad física a considerar:

Primero, tenemos que terminar con el actual compromiso con una hiperinflación monetarista que acelera. Segundo, tenemos que detener el hundimiento físico de la economía física que ya es profundo y se profundiza aún más. Y tercero, tenemos que acabar la amenaza inmediata de un estallido de una guerra general termonuclear. Esa sería una guerra que, de ocurrir, sería ya una amenaza inmediata que destruiría la civilización en todo el mundo. Esa guerra, en el breve lapso de tiempo qur requeriría, de aproximadamente un hora y media de enfrentamiento termonuclear, enviaría a las principales potencias del mundo a la eliminación de la civilización.

El origen de estas tres categorías de presentes amenazas a la humanidad se puede identificar en los efectos de las políticas hiperinflacionarias de Estados Unidos y de las naciones de la región de Europa occidental y central, políticas hiperinflacionarias que se mantienen. Esta tendencia actual en Norteamérica y Europa ha creado un sistema hiperinflacionario acelerado que no tiene remedio actualmente. Y esto lleva a la consideración de tres condiciones:

Hay primero, por lo tanto, tres condiciones que se deben adoptar de inmediato, si se ha de evitar el peligro de un estallido anticipado de la fase termonuclear de la marcha hacia la guerra que se acelera actualmente, y si se ha de iniciar en su lugar una recuperación económica verdadera.

La primera de las tres precondiciones esenciales para la recuperación es que estriba en que las principales naciones pertinentes en conjunto, de Estados Unidos y de las partes destacadas de Eurasia, deben de promulgar de inmediato la ley Glass-Steagall, que se ha de modelar en la recuperación económica exitosa que emprendió originalmente en Estados Unidos el Presidente Franklin Roosevelt en los años de 1930. La promulgación de esa ley Glass-Steagall sería suficiente para detener la hiperinflación que está llevando a las principales naciones de la región transatlántica al derrumbe. Esto les impedirá que se hundan en un colapso hiperinflacionario y en la certeza cada vez más probable de la guerra termonuclear.

Segundo. La recuperación de las naciones pertinentes depende de la creación de un conjunto de sistemas basados en el principio del crédito nacional, entre las naciones respectivas. Esto significa que las inversiones futuras deben ser las que se consideren justamente desde el punto de vista físico, que son dignas de crédito, el cual se emite bajo la autoridad que aportan los sistemas de crédito de las respectivas naciones soberanas. Se debe poner fin al ritmo acelerado de la hiperinflación que tiene como centro la región transatlántica, con toda la fuerza debida de las medidas apropiadas de las reformas físicas.

Bajo una reforma tal, la composición del financiamiento nacional de las economías nacionales soberanas, se compondrá de una combinación de modos existentes y complementarios de extensión de crédito a los adelantos físico-económicos para y por los Estados nacionales respectivos como tales. Piénsese en esto de la manera siguiente. Actualmente existe una práctica muy difundida, que ubica la riqueza, erróneamente, en el dinero como tal, o en términos de activos ficticios similares, en vez de los sistemas de crédito físicamente eficaces de la economía. Mientras que cualquier recuperación efectiva exigirá que se superen las prácticas hiperinflacionarias actuales entre las naciones, y se cambien por sistemas nacionales, de crédito físico nacional, tanto dentro como entre las naciones que cooperen entre si.

Tercero. Se debe reconocer que es el aumento de la riqueza física lo que se debe poner en práctica, mediante la extensión de sistemas de crédito público de las naciones respectivas. Este tiene que ser un sistema de crédito que se justifica debidamente en la creación de riqueza futura productiva físicamente, en vez de las formas meramente nominalistas de riqueza monetarista, per cápita y por kilómetro cuadrado. La riqueza futura de las naciones y de las empresas debe justificar la extensión de crédito nacional, tanto dentro como entre las naciones que cooperan entre si. Esa política económica a de servir tanto para las inversiones públicas como privadas, en la creación de lo que existirá solo a través de los medios del futuro productivo de las naciones y de la humanidad en general. Ahora, en cuanto a lo esencial para la humanidad en este respecto: El hecho esencial que se debe añadir a las reformas económicas entre las naciones, es que, la humanidad ya no se puede aislar en la vida en la Tierra solamente. Más aún, la historia conocida del proceso evolutivo, de todas las imaginaciones manifiestas, viables, de especies vivientes, ha dependido siempre del aumento relativo de la densidad de flujo energético característico de las categorías existentes de especies sobrevivientes. El hecho es que, la humanidad es la única especie viviente que conozcamos, que su poder para existir depende del desarrollo deliberado de estados evolutivos progresivamente superiores.

El hecho relativo es que, para la humanidad, el futuro exitoso de cualquier especie viviente, depende absolutamente del aumento perpetuo y acelerado de la densidad de flujo energético per cápita, como se expresa en el progreso de la especie humana a niveles de densidad de flujo energético cada vez superiores. La humanidad es la única especie conocida cuya existencia se define por la utilización controlada del fuego. La perspectiva de una existencia continuada de la humanidad depende en lo sucesivo, de progresar más allá de los meros límites de la percepción sensorial, para aumentar el poder de gobernar el papel deliberado, cada vez mayor, de la humanidad en las regiones más allá de la Tierra y Marte, a otros planetas del sistema solar y más allá. Cualquier política contraria, prometería conducir a nuestra especie humana implícitamente, a través de los peligros que representan los asteroides y cometas, hacia la eventual extinción de la especia humana.

Ahora bien, hay ciertas tendencias económicas a considerar. En el ínterin, en el período desde que se lanzó la peor que inútil guerra de Estados Unidos en Indochina, una guerra que se lanzó mediante el asesinato del Presidente John F. Kennedy, a pesar del avance que llevaba implícito el famoso programa espacial estadounidense del Presidente John F. Kennedy. Desde esa guerra en Indochina, la tendencia general en Estados Unidos, y en las economías de Europa occidental y central por igual, en particular, ha consistido en un movimiento cada vez más descendente, en efectos netos medidos per cápita, en el transcurso de las décadas subsecuentes.

La pérdida de potencial económico físico de las otrora naciones descollantes, se ha acelerado en términos de la pérdida de habilidades activamente productivas, medido en los términos decisivos de lo que se conoce como densidad de flujo energético, durante todo el período, todo el período, desde el asesinato del Presidente John F. Kennedy. Eso ha producido el efecto de un mayor ritmo de caída neta de la productividad física per cápita en las naciones, que las adiciones útiles al empleo productivo hechas al total de la fuerza de trabajo.

Además de estas consideraciones mencionadas, la existencia de la humanidad se encuentra en riesgo ahora debido a las amenazas que representan los asteroides y cometas en las regiones entre las órbitas de Marte y Venus. Tenemos que crear los necesarios medios de un programa de defensa. En este respecto, los científicos rusos se han referido justamente a la necesidad del propósito de una Defensa Estratégica de la Tierra, el plan de la DET. Estos desafíos indicados ejemplifican la necesidad de este tipo de reformas físicas económicas específicas, de las que depende la acción de evitar la guerra termonuclear, y en lo que se deben incluir las amenazas más generales y catástrofes económicas para la humanidad, porque se deben considerar como los medios principales tanto para la defensa como para la mejora de las condiciones de la existencia continuada. En particular, ahora es urgente que Estados Unidos, entre otros, adopten de nuevo una versión ampliada del programa espacial, no solo por los motivos propios de un mejorado programa de defensa espacial como tal, sino con un programa espacial mejorado que incluya la defensa como tal, pero con la urgencia de un gran salto, y pronto, un gran salto en tecnología, en el espacio físico en general.

El progreso no es una opción. La supervivencia continuada de la especie humana lo exige, ahora, más que nunca.

En conclusión, nuestra política debe ser la siguiente: La ciencia ya no se ha de limitar a las operaciones dentro de los límites de la percepción sensorial. Debemos entrar al dominio superior de los principios físicos, que solo existen más allá del alcance de la percepción sensorial. Y de este modo, hacia el verdadero dominio de la mente humana, al dominio del descubrimiento de los verdaderos principios como tales, los que gobiernan más allá del alcance de la mera percepción sensorial. Ahora debemos entrar, como había recalcado Bernhard Riemann en la frase final de su disertación habilitante, en la cualidad inclusiva del dominio de la mente, como se propone en la colaboración sobre este tema específico, de una concepción física inclusiva de la mente, que se implica en la colaboración pionera entre Max Planck y Wolfgang Köhler.

Gracias.