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LaRouche en Italia: no al choque de civilizaciones



Lyndon LaRouche, expositor principal en la reunión que se llevó a cabo en el prestigioso Palazzo dei Giureconsulti, en el centro de Milán.

Más producción y menos finanzas

por Andrew Spannaus

Lyndon LaRouche acaba de concluir una gira por el norte de Italia, en la que presentó su programa para adoptar de nuevo los principios del crecimiento de la economía física, como alternativa al infierno económico y estratégico que representa el plan del "choque de civilizaciones".

LaRouche fue el expositor principal en dos reuniones que tuvieron lugar el 21 y el 22 de marzo de 2002, en el prestigioso Palazzo dei Giureconsulti, en el centro de Milán. La primera fue una cena organizada por una asamblea legislativa regional del área de Lombardía, a la que asistieron 100 invitados selectos del mundo político, empresarial y profesional de la región. La segunda fue una reunión pública que organizó el grupo empresarial "Iniziativa Italia", a la que asistieron más de 100 empresarios, periodistas, estudiantes y partidarios del movimiento larouchista en Italia.

LaRouche, cuya lucha a favor de un nuevo sistema económico justo y por el desarrollo mundial es bien conocida en Italia desde hace casi 30 años, también sostuvo varias reuniones privadas, y una reunión oficial con la presidencia del Parlamento regional de Lombardía, y con una delegación de legisladores regionales, tanto del gobierno, como de oposición.

En Italia han surgido varias iniciativas recientemente para que haya un cambio drástico en la política económica mundial. En los últimos dos meses, se han presentado dos nuevas mociones ante el Parlamento —una ante el Senado y la otra ante la Cámara de Diputados—, que piden echar por la borda las políticas del Fondo Monetario Internacional en Argentina, y que se convoque una conferencia internacional para reorganizar al quebrado sistema monetario mundial. El Parlamento ha considerado al menos otras 5 mociones en el mismo sentido en los últimos dos años. Asimismo, otras instituciones italianas y el Vaticano han planteado iniciativas para condonar la deuda externa de los países del llamado Tercer Mundo. El movimiento de LaRouche ha tenido un papel decisivo en promover esas iniciativas.

El papel del empresario

En todas sus reuniones, LaRouche recalcó la importancia del espíritu empresarial como fuerza motriz del desarrollo económico, contrario al modelo del administrador de empresas, que se orienta hacia las finanzas y el mercado. Las pequeñas y medianas empresas orientadas hacia tecnologías cada vez más productivas, son el complemento perfecto para los grandes proyectos de infraestructura —como el Puente Terrestre Eurasiático— que constituyen la pieza central de las propuestas de LaRouche para reconstruir la economía mundial.

La meta del bien común, dijo LaRouche, es fundamental para el empresario orientado a la producción. Contrario a los que buscan el máximo de utilidades en el mínimo de tiempo, las pequeñas y medianas empresas dedicadas a la producción deben orientarse a crear empleos y valor real para la economía.

LaRouche recibió una gran acogida, y varios de los asistentes le agradecieron el que haya tenido el coraje de luchar por estas ideas. Danilo Broggi, presidente de la Asociación de Pequeñas Empresas de Milán, al presentar a LaRouche, dijo que si había que condensar su pensamiento económico en una consigna, esta sería: "Más producción y menos finanzas". Al clausurar la reunión, Broggi dijo que había crecido la buena impresión que ya tenía de LaRouche, y que el mensaje central de la reunión había sido: hay que fortalecer la capacidad del sistema económico y la construcción de infraestructura, para contribuir al bien común.

Los pequeños y medianos empresarios mostraron especial interés en la evaluación de LaRouche sobre la muerte del actual sistema financiero. Éstos, que exportan mucho al Asia y al antiguo bloque soviético, generalmente no han especulado en los mercados accionarios, pese a la enorme presión para que participen en la "nueva economía" y en otros fraudes financieros, así que representan un sector con el potencial para sobrevivir y prosperar como motores de crecimiento económico en el mundo posfondomonetarista.

Contra el choque de civilizaciones

LaRouche también se refirió al "choque de civilizaciones" que impulsa la facción militar utopista de los Estados Unidos y la Gran Bretaña. Contrapuso sus propuestas de cooperación económica, a las fantasías imperialistas de Zbigniew Brzezinski, Samuel Huntington, etc., que buscan desatar una guerra contra Iraq a corto plazo, y guerras continuas al estilo del Imperio Romano. Esta facción, dijo, está reaccionando a la muerte del sistema monetario actual, y quiere provocar un choque de civilizaciones para seguir dominando al mundo. Es en ese marco en el que deben verse los sucesos del 11 de septiembre, dijo. Se quiere desatar un choque de civilizaciones, y esta facción imperial, de la que son representativos individuos tales como Paul Wolfowitz, subsecretario de Defensa de los EU, y Richard Perle, asesor del Pentágono, quiere usar lo sucedido el 11 de septiembre de pretexto para transformar a los EU en una potencia imperial al estilo de la antigua Roma.

LaRouche contrapuso a esto, el papel positivo que históricamente han desempeñado los EU, de cooperación con el desarrollo económico del mundo, y explicó cómo vino a abandonarse este papel, y la creciente influencia que ejerce la facción militar utopista desde que terminó la Segunda Guerra Mundial.


Para informarse más sobre las actividades de Lyndon LaRouche visite:

EIR Resumen ejecutivo


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